Roberto:
Escóndete, escapa,
evapórate, corazón escurridizo.
Con tu carencia de sangre y de piedad deberías estar muerto.
Ni el oxigeno disimula un latido que parezca regular.
¡Piérdete!
En todo caso no eres bienvenido
ni llorado, ni añorado
por ahora solo eres
un recuerdo empedernido.
¡Un vicio!
¡Una crueldad!
La condena de un error irreversible entregada desnuda por el cosmos.
Que la justicia la haga la corte celestial,
mientras tanto solo esfúmate,
huye como desde siempre.
Niegame con ese estilo acido que llena de aire ese corazón
que es veneno.
2017