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La tiendita de la esquina

Todos tenemos bonitos recuerdos de cuando nos mandaban a la tiendita de la esquina.

Cuando nos mandaban a la tiendita

Recordar aquellos tiempos en los que una simple caminata a la tienda de la esquina era una aventura emocionante. No importaba si se trataba de “Don Matías”, “El Rinconcito” o “La Esquinera”, todas eran las tiendas donde íbamos a comprar lo que necesitábamos.

No había mejor lugar para comprar golosinas, refrescos y botanas para compartir con amigos. Los estantes estaban llenos de deliciosos dulces y chocolates, mientras que las bebidas variaban desde los clásicos refrescos hasta la cerveza y el vino.

La amable dependienta de la tiendita siempre estaba lista para ayudarnos. Si llevábamos solo unos pocos pesos, ella nos aconsejaba cuidadosamente sobre qué comprar para asegurarse de que tuviéramos suficiente para nuestros antojos.

A menudo, íbamos a la tienda para comprar algo para nuestras mamás. Ya sea jabón para lavar los trastes, papel higiénico o incluso leche fresca, siempre podíamos encontrar lo que necesitábamos en estas tienditas.

Hoy en día, estas tiendas de esquina son conocidas como misceláneas. Pero en aquellos tiempos, solían llamarse estanquillos. Aunque pueden haber cambiado de nombre, su propósito sigue siendo el mismo: proporcionar a las comunidades locales con productos y necesidades básicas.

Incluso después de tantos años, todavía siento nostalgia por aquellos días en los que mi caminata diaria a la tienda de la esquina era una aventura emocionante llena de sabores y amigos.

La tiendita de la esquina
Un tendero pesa una compra en un pequeño local que ha manejado personalmente por 50 años. Foto: “Ciudad de México -Time/Life 1979”.

Las tiendas de raya

En el Porfiriato existían unas tiendas llamadas “de raya”. En estas tiendas, los obreros o peones de la hacienda tenían que hacer sus compras, y de manera forzosa se vendían granos, semillas, alimentos y hasta ropa y calzado. Era una forma de que al patrón se le devolviera su dinero de alguna forma.

Ahora estas tiendas se han dividido. Una es La Central de Abasto en Iztapalapa y la otra es La Merced en el Centro Histórico. Pero la ciudad ha crecido. Hay más habitantes que se desplazan a todos los rumbos, formando así colonias y calles. Empiezan a surgir estanquillos o pequeñas tiendas donde se vendía de todo. Estas se surtían en La Merced. Ya no era tan complicado desplazarse hasta allá, sino que las mismas tiendas estaban muy cerca de sus casas.

La gran mayoría de estas tiendas se ubicaban en las esquinas, esto para abarcar las dos calles y para que la gente pudiera verlos por ambos lados.

Una fila de hombres haciendo fila para endeudarse en una tienda de raya.
Una fila de hombres haciendo fila para endeudarse en una tienda de raya.

Las tienditas al paso de los años

Las tiendas tenían de todo, desde un refresco hasta líquido para desengrasar los trastes difíciles, pasando por escobas, trapos de cocina, papel de baño, jabones y muchas latas que contenían alimentos.

Estas tiendas tenían grandes espacios para que uno mismo viera y pidiera su artículo, o podía tomarse el refresco ahí mismo, destapar sus papas y acompañarlo. No estaban encerradas ni con rejas donde apenas se puede pasarle el dinero al dependiente y que te entregue el cambio.

Ahora las vemos menos, cada día desaparecen más y en su lugar aparecen otras con una nueva forma de vender y de exhibir los productos, e incluso de atender. Ahora, hay dos cajas registradoras, de las cuales solo funciona una, y tardan mucho tiempo en atenderte.

Ya no se sabe el nombre de la dependienta o dependiente, según sea el caso. Ya no se puede tardar escogiendo dulces porque el de atrás te apura, y uno tiene que esperar a que te digan “pásale” para poder cobrar.

Además, los precios en las tiendas de la esquina no se parecen en nada a aquellas tiendas llamadas de conveniencia. Definitivamente no son iguales, pero hay que acostumbrarse a ellas, porque es la nueva forma de comprar.

Lo que se extraña es que ya no se volverá a ir por dulces a esa vieja tiendita. Muchos de esos locales permanecen hoy cerrados o con giros diferentes a los de antaño.

Comparte tus recuerdos de tu tiendita más cercana.

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