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La literatura y la música

Es una relación que no es muy distante: la literatura y la música están bastante ligadas.

Si bien es cierto que su estructura de cierta manera difiere un poco; su tono poético es innegable, dando a entender, que la música depende de la literatura y la literatura depende de la música.

El nobel de Dylan abrió de nuevo el debate de la relación de literatura – música, pues, para la mayoría la música no debe ser considerada literatura. Pero a decir verdad, Dylan no ha sido el único músico que ha tenido influencias literarias dándole a su música un sentido provechoso; un claro ejemplo de ello, es el “Corazón Delator” de Gustavo Cerati que, como él mismo dijera en una de sus tantas entrevistas, es influenciada por el cuento del mismo nombre de Edgar Allan Poe; o porqué no mencionar el tango que tiene una fuerte carga literaria.

Hemos olvidado por completo esta simbiosis artística, tanto así que nos hemos acostumbrado a ese estilo de música vacía; y sin sentido con las mismas tres frases sin contexto, a la literatura facilista y mediocre, con una historia más que predecible.

Es que esta simbiosis o más bien, esta intertextualidad, le ha dado matices a estas corrientes artísticas, es un lazo que comunica emociones, sentires. Pues ambos tienen cierto grado de musicalidad, ambas poseen en sus elementos estilísticos ritmo, juegos de palabras, metáforas y rima.

Ambos son apasionados y retóricos, ambos relacionan los aspectos del drama y el sonido para envolver al público (lector y oyente) en la trama.

Se puede decir que la música es coartada de la literatura en el uso de la palabra íntima, subjetiva; es evocadora y provocadora, cuidando de manera sutil los efectos sonoros por medio de la métrica. A veces la influencia de la música sobre la literatura no es tan clara, pues hace alusiones leves sin llegar a plasmarse fuertemente en el texto.

Lo único cierto es que más allá de lo que se crea; ambos están en igualdad de condiciones y tienen gran peso a la hora de concebir un texto, pues es una muestra significativa de la riqueza creativa a lo largo de nuestra historia.

La búsqueda de esa musicalidad en las letras aún continúa, pues hace parte de nuestra esencia en el “embrujo” de nuestro lenguaje.

Ambos ofrecen escape, la una le da alas a la otra para crear un mundo de significación y significante.

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