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Bailemos Conga

Si te gusta liberar el estrés quemando la pista, te recomendamos hacerlo bailando una conga.

Tanto tiempo ha pasado desde que nuestra querida Cuba nos regaló la conga, nomás como para sentirnos más latinos y mover el esqueleto bailando como solo nosotros podemos. Por eso, bailemos conga.

Bailemos Conga

Este tipo de baile tan característico tiene orígenes africanos. Se diferenciaba mucho de lo que la burguesía acostumbraba a bailar, ya sea porque los europeos se freseaban o porque el vals era demasiado sofisticado para los esclavos, a quienes, de vez en cuando, la aristocracia les daba la oportunidad de tener momentos de ocio, jolgorio y fiesta. De todas las festividades, una de las más importantes era la del día de reyes, en donde se cantaba, bailaba y celebraba.

Sin embargo, no todo era precisamente fiesta, ya que entre tanto ritmo siempre había un trasfondo que hablaba, en voz de cantantes anónimos, sobre el descontento social y la injusticia hacia la comunidad afrodescendiente. El carnaval era más visto como un momento para soltar esa frustración y parodiar, mediante sátiras, a la clase alta, muchas veces en modos incomprensibles para los de la high.

Bailemos Conga

Se hizo popular en el gabacho hasta la lejana década de los años 30, gracias a un club nocturno que llevaba por nombre Conga. Fue entonces que comenzó a formar parte de los bailes de salón y no se quedó únicamente como una danza de carnaval. Sin embargo, este establecimiento no es la razón de que el género se llamase así. El nombre del género ha sido bautizado de esa manera por el instrumento que se utiliza para lograr ese sonido inconfundible.

La conga, quinto o tumbadora es una percusión que comenzó a crearse con barriles de vino y parches de cuero unidos con clavos. Su rudimentario diseño hace pensar a los que sí saben de historia que este instrumento fue el sucesor del tambor de makuta. A pesar de ser un artilugio de origen africano, las maquiladoras europeas son las que le dieron el diseño y la forma que hoy conocemos.

Los únicos avances que se le conocen al género se deben también a un par de congueros. El primero de ellos es Patato Valdés, quien implementó los herrajes para afinar la conga y dejó en el pasado los parches de cuero clavados que se afinaban con fuego. Otro precursor en la conga fue Cándido Camero, el primer hombre que comenzó a tocar con más de una conga.

Gracias a la conga, tanto la música como el instrumento, es que hoy tenemos otros géneros como el mambo, la salsa y el merengue. Estos dos últimos han tomado algunos pasos de la conga a la hora de bailar, por lo que no es raro que actualmente la gente baile conga con pasos de salsa y de merengue, cosa que no se debería hacer, pero que le debemos a programas de televisión como “Dancing With The Stars” y porquerías de ese mismo corte que nos han facilitado la vida. Pero no te preocupes por cómo bailarlo. Si este finde bailas conga, báilalo como tu cuerpo lo sienta.

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Alberto Perea

Melómano por herencia; bailarín frustrado y con dos pies izquierdos; un vago sin remedio; escritor de dudosa calidad; redactor que olvida comas y acentos; baterista hasta cuatro compases; poetastro (de esos que apestan); cantante de regadera; director de cine y teatro en sus sueños; Pero eso si, a toda madre el vato.

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