La historia de Yelle es la de una chica francesa que llevó el electropop a todos los rincones del planeta con una mezcla irresistible de ritmo, ironía y carisma.
Los inicios de Yelle: energía pura desde Francia
Yelle es un grupo francés de electropop cuyo nombre viene de la frase You Enjoy Life (YEL), un acrónimo que luego se “feminizó” por cuestiones de derechos. Su vocalista, Julie Budet, es quien realmente da vida a Yelle, y comenzó su aventura musical en el año 2000 con una actitud desenfadada y fresca.
Su primera canción —esa que después se convertiría en su primer gran éxito— nació en los tiempos gloriosos de MySpace (sí, ya llovió). Se titulaba “Short Dick Cuizi”, y era una respuesta sarcástica al grupo de hip hop francés TTC y sus letras machistas. El tema causó tal revuelo que pronto se transformó en “Je Veux Te Voir”, una versión profesional que alcanzó el número 4 en las listas francesas.
Gracias a esa mezcla de irreverencia y estilo, la discográfica Source-etc puso los ojos en ella y produjo su primer álbum de estudio: “Pop-Up”, lanzado en 2007. De ahí salieron temas tan contagiosos como “Ce Jeu”, “Amour Du Sol” y “À Cause Des Garçons”. Con ese disco, Yelle pasó de ser una promesa local a una sensación internacional.
De MySpace al mundo
Después de conquistar Francia, Yelle se subió al escenario como telonera de Mika y hasta participó en un comercial de Dove. Su energía desbordante la llevó de gira por Europa, Australia, Japón, América Latina y Estados Unidos. Sí, incluso pisó México, donde dejó claro que su pop electrónico era mucho más que moda: era una actitud.
Con esa confianza, Julie y su equipo decidieron independizarse y lanzar su propio sello discográfico. Así nació en 2011 su segundo álbum: “Safari Disco Club”, un trabajo lleno de brillo, ritmo y sofisticación pop. De ahí destacan temas como “Que Veux-Tu” y “La Musique”, que se convirtieron en himnos de la pista de baile.
Yelle conquista nuevos escenarios
Su éxito internacional la llevó nuevamente de gira por varios países, y lo mejor vino después: Katy Perry —fan declarada de Yelle— la invitó a ser telonera en su California Dreams Tour. Tiempo después, la banda francesa retribuyó el gesto haciendo un remix de “Hot N Cold”, demostrando que su estilo podía encajar en cualquier escenario pop del planeta.
Fue en esa época cuando conoció al productor Dr. Luke, con quien grabó su tercer álbum “Complètement Fou”. Este trabajo mantuvo la esencia colorida del grupo, pero con un sonido más pulido y global. Entre las joyas del disco están “Nuit De Baise I & II”, “Moteur Action” y la canción homónima que se volvió un himno para los fans.
Entre el cine, los festivales y la madurez artística
Además de su carrera musical, Yelle exploró otras facetas artísticas. Participó en televisión, en festivales como Coachella, y hasta en el cine. Con el director Clément Michel, actuó en 2009 en el cortometraje “Une Pute et un Poussin” —sí, así se llama—, donde ganó un premio a mejor actriz. También apareció en la cinta “La Stratégie de la Poussette” (2012), confirmando que su talento no tenía límites.
Una nueva etapa
El 7 de abril de 2017, Yelle lanzó el sencillo “Interpassion”, inspirado en el cariño recibido durante su última gira mundial. La canción mezcla idiomas y emociones en una especie de agradecimiento musical que vibra entre la nostalgia y la alegría.
Seis años después, en septiembre de 2020, llegó “L’ère du Verseau” (La Era de Acuario), su cuarto álbum de estudio, grabado en Montreal y producido por Jean-François Perrier. Este disco marcó un cambio importante: Yelle se alejó de los ritmos explosivos de antes para ofrecer un sonido más íntimo, melancólico y reflexivo. Temas como “Je t’aime encore”, “Karaté” y “Noir” revelan una nueva etapa más madura, donde el pop se mezcla con la nostalgia y la identidad.
Yelle, un espíritu que no se apaga
Han pasado los años, y Yelle sigue brillando como aquella chica que subió su primera canción en MySpace sin imaginar hasta dónde llegaría. Su música ha sido un recordatorio constante de que la alegría también puede ser profunda, y que bailar, reír y cantar pueden ser actos de libertad.
Quizás el mundo cambió, las plataformas también, y muchos dejaron atrás aquella época dorada del pop electrónico. Pero Yelle sigue ahí, bailando entre la nostalgia y el presente, recordándonos que disfrutar la vida —como lo dice su nombre— sigue siendo el mejor acto de rebeldía.
