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El Museo del Chocolate te hará agua la boca

Escucha, toca, mira, huele y saborea todo lo que el Museo del Chocolate tiene para ti. Se te hará agua la boca.

Es muy difícil, por no decir casi imposible, encontrar a un mortal al que no le guste el chocolate. ¿Qué puede haber más rico que el chocolate? (de comida, claro está).

Desde la antigüedad este producto del cacao fue adorado, incluso el cacao era moneda de cambio en tiempos muy pasados, y que mejor para engolosinarse con todo alrededor de este manjar que el Museo del Chocolate.

El MUCHO está ubicado dentro de una casa del siglo pasado que fue restaurada; sus instalaciones fueron inauguradas apenas en 2012 y en ella se llevan a cabo conciertos, eventos académicos, conferencias, cursos y exposiciones. Es, sin lugar a duda, un espacio donde los sentidos despiertan para disfrutar.

Museo del Chocolate
Foto: Museo del chocolate.

¿Qué más puede uno decir? Es un lugar de donde no querrás salir, y es imprescindible que si eres amante del manjar de los dioses te vayas de pata de perro a visitarlo.

Está abierto de lunes a domingo de 11:00 a 17:00 hrs, y si gustas invitarme, yo se llegar, si no, cáele a Milán #45 esquina con Roma, en la colonia Juárez, CDMX. Eso sí, si deseas una visita guiada mejor reserva desde antes.

El Museo del Chocolate te hará agua la boca
Fachada del Museo del chocolate.

¿Y de cómo está?

El acceso es muy accesible, los niños menores de 4 añitos entran gratis, si eres estudiante, profe, o adulto mayor entras por el módico precio de $55 morlacos. La admisión general está en $80 morlacos y los niños menores de 12 pagan $55. Toma en cuenta que, si bien tratamos de actualizar los costos en esta página, pudieron haber cambiado al momento que leas este artículo, así que ve preparado con un extra para que no te lleves una sorpresa y te quedes con un buen sabor de boca.

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Alberto Perea

Melómano por herencia; bailarín frustrado y con dos pies izquierdos; un vago sin remedio; escritor de dudosa calidad; redactor que olvida comas y acentos; baterista hasta cuatro compases; poetastro (de esos que apestan); cantante de regadera; director de cine y teatro en sus sueños; Pero eso si, a toda madre el vato.

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