El día del niño es una celebración que tiene más de sesenta años. Ese día se dedica a reafirmar los derechos de los niños y a lograr el bienestar de todos los niños del mundo.
¡Ah, el Día del Niño! Una celebración que nos trae recuerdos nostálgicos y nos hace reflexionar sobre la importancia de proteger y garantizar los derechos de los más pequeños.
Todo comenzó el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la ONU se reunió en Ginebra, Suiza para reafirmar los derechos de los niños en todo el mundo, al aprobar la Declaración de los Derechos del Niño.
Desde entonces, cada país ha elegido su propio día especial para celebrar y promover el bienestar de los niños, aunque la celebración mundial es el 20 de noviembre.
En México el 30 de abril de 1924, se señaló día del niño siendo presidente de la República el general Álvaro Obregón y Ministro de Educación Pública el licenciado José Vasconcelos.
Es importante saber que los niños y niñas son aquellos que tienen menos de 12 añitos, y los adolescentes son los que tienen más de 12 pero menos de 18 años.
En México, lo normal en el Día del Niño es que los pequeños reciban regalos por montones, ¡qué emoción! Pero para las comunidades que lo necesitan, ¡la ayuda llega con la distribución de juguetes!
Y para no quedarnos con la simple emoción de recibir regalos, en todo el país se preparan actividades culturales, eventos artísticos y muchas opciones de entretenimiento para que los pequeños disfruten al máximo. ¡Todo para asegurar el bienestar y los derechos de los más peques!
Ahora vamos a recordar cómo celebrabamos el día del niño el milenio pasado, y ya si alguien por aquí ha ido recientemente a los festivales de sus hijos o sobrinos, cuentennos qué ha cambiado.
En aquellos tiempos, el día del niño se festejaba en las escuelas y era toda una fiesta. Las maestras y el personal administrativo se encargaban de organizar un gran festival con todo lo necesario para pasar un día inolvidable.
Había música, juegos infantiles y también concursos en los que podías ganar premios. Si tenías suerte, a veces hasta venían invitados especiales como payasos, magos o ventrílocuos. ¡Incluso en algunas ocasiones se hacía una obra de teatro completa!
La comida era un momento muy esperado, y nos reuníamos todos en el patio grande de la escuela para compartir tacos, agua y otros antojitos. Era una gran oportunidad para convivir con nuestros compañeros y maestros.
Al terminar las actividades del día del niño, siempre había un momento especial que esperábamos con ansias: la entrega de bolsitas de dulces o juguetes. Era emocionante no saber qué te iba a tocar.
Cada vez que llega el 30 de abril, a muchos nos vienen a la mente los recuerdos de nuestra niñez y lo maravilloso que era este día. Aunque ya no somos niños, tratamos de revivir esa alegría y hacer que los niños de nuestro entorno, ya sean sobrinos o familiares, pasen un día inolvidable.
El día del niño es una ocasión muy especial para celebrar la alegría y la inocencia de la infancia. Pero no solo los niños deberían disfrutar de este día. Todos llevamos un niño dentro y es importante que nos permitamos vivir este día con la misma emoción y entusiasmo que sentíamos cuando éramos pequeños.
Así que no importa cuántos años tengas, ¡deja salir a ese niño interior y disfruta al máximo del día del niño! Celebra con tus seres queridos, ríete, juega y diviértete sin preocupaciones. Recordar los momentos felices de nuestra niñez nos llena de nostalgia y nos hace sentir agradecidos por todo lo que hemos vivido.
Deja que esta celebración te haga sentir como un niño otra vez, y permítete disfrutar de todas las actividades y sorpresas que hay en este día tan especial. Que todos podamos vivir con felicidad y disfrutar al máximo del día del niño.