Eran los años 50 y el actor estadounidense James Dean estaba en el apogeo de su carrera cinematográfica y se convertía en un afamado piloto en las carreras de coches deportivos, como el Little Bastard.
Con solo 24 años de edad, James Dean había grabado dos películas: “East of Eden” y “Rebel Without a Cause”, y trabajaba en el rodaje de “Giant”, su tercera película al lado de nada menos que Rock Hudson y Elizabeth Taylor. Dean siempre fue amante de la velocidad. Esta pasión lo llevó a participar en carreras de automóviles con un Porsche 356 Speedster, sin embargo, no era lo suficientemente veloz y buscó un auto más rápido.
El actor encargó un Lotus MK X que usaría en pocos días en una carrera en Paso de Robles, cerca de Salinas, California. Sin embargo, la entrega del auto se retrasó, por lo que aceptó la oferta de un amigo suyo para adquirir un Porsche 550 Spyder.
Porsche fabricó solo 90 unidades de este 550 Spyder. Sin embargo, el actor quería que el suyo fuera único y le pidió a George Barris (encargado de preparar el primer Batimóvil) que personalizara su auto con tela escocesa en los asientos. Agregó el número 130 en el cofre y franjas rojas en la parte trasera. Una vez listo, el actor manejó el auto por primera vez el 21 de septiembre de 1955. Por la gran potencia que desempeñaba y por lo complicado que era controlarlo, decidió llamarlo “Little Bastard”.
Porsche 550 Spyder
Un deportivo de ciudad diseñado para las pistas, tan ligero que solo pesaba 550 Kg gracias a su carrocería completamente de aluminio. Tenía un motor bóxer de 1.5 litros de 4 cilindros que generaba 109 HP. Era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 225 Km/h.
El 30 de septiembre, camino a la carrera en Salinas, California, el actor y su mecánico remolcaron el Porsche en un Ford Country Squire Station Wagon, pero a medio camino Dean decidió manejar el Porsche para conocerlo mejor antes de la carrera. Esta decisión le costó la vida al actor.
Al volante de su Porsche Spyder 550, James Dean recibió una llamada de atención por exceso de velocidad. Más tarde, en una breve parada para descansar y esperar al auto que originalmente los remolcaba, Dean se encontró a un par de amigos de las carreras quienes le advirtieron que ellos habían sido multados por la misma razón. Finalmente llegó el Ford con el remolque conducido por su fotógrafo, quien le dio otra advertencia sobre la velocidad.
A pesar de estas advertencias, el actor nunca redujo la velocidad y en la intersección de la Ruta 41 con la 466, el Spyder 550 fue embestido por un enorme Ford Custom Tudor conducido por el estudiante Donald Turnupspeed, causando la muerte casi instantánea del actor.
La leyenda continúa…
Los restos del auto fueron comprados por George Barris, quien pagó 2,500 dólares a la aseguradora. Barris llevó los restos a su taller, donde Little Bastard cobraría una segunda víctima. Apenas llegado al taller, al bajarlo de la grúa, las cuerdas que lo cargaban se rompieron y el auto le cayó encima a un mecánico, partiéndole ambas piernas.
George prefirió no saber más del auto y lo comenzó a vender por partes. El motor se lo vendió a Troy McHenry, el chasis a William Eschrid y dos de las ruedas a un joven neoyorquino.
Troy McHenry perdió el control en una carrera y se mató al chocar contra un árbol; su auto tenía el motor del “Little Bastard”. William Eschrid, quien había comprado el chasis y participaba en la misma carrera que McHenry, se salió en una curva y resultó gravemente herido.
El tercer comprador, el joven piloto de carreras neoyorquino, no pudo llegar a su destino pues en el camino se le reventaron ambas llantas, provocando que se saliera de la carretera y chocara contra una cuneta, dejándolo en coma.
Una noche, dos ladrones intentaron robar algunas piezas del coche que se encontraba aún en el garaje de Barris, pero el plan fracasó cuando uno de ellos se abrió el brazo al intentar robar el volante. El segundo se lastimó al intentar quitar un asiento.
George Barris, ya desesperado por deshacerse del auto, aceptó la propuesta de la California Highway Patrol para exhibirlo en pláticas de concientización y seguridad vial. Primero se colocó en un garaje donde se exhibiría, pero antes de la inauguración, el lugar se incendió y todo quedó hecho cenizas, todo menos uno: “Little Bastard” sobrevivió al incendio.
Tiempo después, en una exposición que conmemoraba un aniversario de la muerte de James Dean, el auto cayó de la tarima sobre un estudiante, rompiéndole la cadera.
Barris intentó llevar el auto al desguace en al menos tres ocasiones. En la primera, un auto particular chocó contra la parte trasera del camión que lo transportaba. El conductor del auto quedó sepultado bajo los restos de “Little Bastard”.
En un segundo intento, “Little Bastard” cayó del remolque sin razón aparente.
En el tercer y último intento, George Barris asegura que el auto desapareció y nunca llegó a su destino. A partir de aquí, se han creado muchas historias sobre este supuesto auto maldito.
En los últimos años se han encontrado algunas pistas que podrían dar con el paradero de los restos de “Little Bastard”. Incluso el Volo Auto Museum, en Illinois, lanzó una campaña para recuperar los restos del Porsche a cambio de un millón de dólares. Lo último que se sabe de “Little Bastard” es una pista dada por un hombre que aseguró que su padre y otra persona escondieron los restos tras un muro en un edificio de Whatcom County, en Washington. Hasta ahora, no ha sido comprobado.