Durante más de tres décadas y cuatro generaciones, el Grand Marquis fue la mejor opción para quién buscaba lujo, comodidad y un gran motor en un mismo auto.
El Grand Marquis era la versión de Mercury del ya existente Ford LTD, solo se diferenciaba por algunos detalles de carrocería como parrilla y algunas molduras cromadas.
Debido a las restricciones de libre comercio que había en México, solo se comercializaban cinco marcas y por eso el Grand Marquis llegó a nuestro país en 1982 bajo la marca Ford y anunciado como “El gran orgullo de Ford”.
Un auto de grande en todos los sentidos
Tenía una longitud de 5.3 metros y pesaba más de dos toneladas!
Para mover esa mole, estaba equipado con un motor de 5 litros que generaban 180 caballos de potencia.
Podía alcanzar 100km/h en reversa. Gracias a los 281 lb-pie de torque que entregaba el gran motor de ocho cilindros y a la configuración de la caja de reversa, el Grand Marquis alcanzaba fácilmente los 100 km/h en reversa, cualquier otro auto puede alcanzar una velocidad punta de 55 km/h.
Estaba disponible en tres carrocerías, coupé de dos puertas, sedán de cuatro puertas y station wagon, un estilo muy americano que no tuvo mucho éxito en nuestro país.
Al interior, el Grand Marquis contaba con cristales y seguros eléctricos, aire acondicionado, vestiduras en piel y radio AM/FM con toca cintas. Todo esto suena muy normal, pero en 1982, realmente era un verdadero lujo.
La primera parte de la historia del Grand Marquis en México fue muy corta, solo se comercializó por dos años, debido a que en 1985 se prohibió la venta de autos de más de ocho cilindros y un consumo alto de gasolina.
El Grand Marquis cumplía esos requisitos y tuvo que irse. Tenía un consumo de 7 kilómetros por litro y no había forma de poner un motor más pequeño para mover ese monstruo.
Las segundas partes…
El Grand Marquis regresó a México en 1992 cuando estaba en su segunda generación.
Con un diseño mucho más estilizado y muchas mejoras tecnológicas, el Grand Marquis regesó a reclamar el legado que había construido en solo dos años de existencia, pero se tuvo que enfrentar a marcas europeas que no le permitieron causar el mismo impacto en la gente.
Gracias a su gran presencia, el Grand Marquis fue el auto preferido de políticos y ejecutivos que querían mostrar clase y elegancia.
La tercera generación del Grand Marquis no tuvo grandes cambios, prácticamente solo se le aumentaron mejoras tecnológicas en función de la época.
El motor cambió por uno de 4.6 lítros pero seguía siendo de 8 cilindros.
El final
Para 2003, la cuarta y última generación, el Grand Marquis ya era un auto poco rentable y práctico. En el nuevo milenio los autos debían ser más pequeños pues la gran densidad de autos así lo requería. Llevar un Grand Marquis era sinónimo de no encontrar lugar de estacionamiento y un gran gasto de gasolina.
Para su despedida, Ford lanzó algunos cambios al interior, modificó algunos paneles del tablero, agregó airbags laterales y un equipo de sonido con caja de hasta 6 CD.
Ninguno de esos cambios incluía el intocable motor de 8 cilindros bajo el cofre, pues a pesar de que la preferencia de la población se había movido a autos de otro segmento, el Grand Marquis se mantuvo firme en su esencia de lujo al estilo americano, y así prefirió morir, como un gran auto, antes que transformarse.
En la cultura popular mexicana, este auto es todo un icono, pues además de ser inspiración de varios corridos como “El Grand Marquis Negro”, fue protagonista de varias películas de los hermanos Almada y también ha tenido apariciones en películas más recientes, como “Amores Perros”.