Desde 1947 existe Teléfonos de México, y era la única compañía dedicada precisamente a eso, a la comunicación vía telefónica; es más, en esa época, las llamadas a larga distancia, solo se podían hacer a través de una operadora, y ésta se encargaba de entrelazar las dos líneas y entonces tú poder comunicarte con la otra persona.
Fue hasta 1964 cuando entra en función el sistema de Larga Distancia Automática, llamado LADA, para que pudiera uno llamar sin la necesidad de que una operadora fuera la que te entrelazara. Y en ese momento se crearon las claves lada para cada ciudad.
Ya para la década de los setenta, la marcación era de 7 dígitos, pues ya había más de un millón de líneas en funcionamiento, y hacer una llamada de larga distancia era carísimo.
Pero lo mejor de todo, eran los aparatos de aquélla época, aquellos en los que con el dedo índice tenías que marcar, y tenía que ser a un ritmo y a una velocidad en el que no se te cortara la llamada.
Siete veces, siete números los que tenías que marcar, siete de ida y siete de vuelta, o simplemente, dejabas que solito regresara.
Para que esperaras un ring, ring… te contestaran con un “bueno, sí, quién habla” , y ya tú pudieras hablar con la otra persona.
Otro detalle es que solo había un proveedor, para la fabricación de dichos aparatos telefónicos, cuya marca era Ericcson, que se encontraba en Tlalnepantla, Estado de México.
Estos tenían que estar en un lugar fijo, a menos que tuvieran un cable larguísimo para que los pudieras llevar de una parte a otra, pero por lo regular eran fijos, podías poner extensión, pero corrías le riesgo y el peligro, que desde el otro lado, también se podía oír tu conversación.
Había algo favorable, que aunque se fuera la luz, tú teléfono seguía operando, cosa que ahora no sucede con éstos nuevos aparatos.
Al paso del tiempo han ido cambiando y pues ahora ya tenemos los digitales, ya no podemos pasar el dedo por el disco, ni oír ese sonido tan especial que era fabuloso, cuando regresaba ese mismo disco a su sitio original.
La tecnología llegó y se llevó para siempre el recuerdo…