Advertencia: El siguiente es un artículo de opinión que puede herir a aquellas personas susceptibles a tomarse todo personal. Contiene lenguaje que podría ser considerado vulgar y no es recomendable si usted padece de caspa, piojos o hemorroides. Se recomienda su difusión.
Está de más mencionar los avances tecnológicos que ha tenido el mundo y la manera en que dichos avances han servido de pretexto para confeccionar una sociedad educada para consumir. En un mundo liderado por el consumismo, cosas que antes parecieran superficiales por su precio o por su uso son ahora consideradas una necesidad, una necesidad más vacía que el estómago de quienes las consumen.
Vamos por partes. Podría comenzar mencionando que a pesar de que “necesidades artificiales” e “industria inútil” son para el mundo la misma cosa, yo separaré estas definiciones, nomás por mis blanquillos y porque me estoy quemando la cabeza escribiendo todas estas estupideces. Así bien, aunque esto contradiga a las fuentes de información más fidedignas como El Rincón del Vago o Wikipedia, vamos a separar ambos términos y a continuación explicarlos.
Las necesidades artificiales son, en todo caso, cosas de las que puedes prescindir sin que te importe, tales como tu celular, tu computadora, comer langosta en lugar de unos buenos tacos de frijoles, e incluso tener una cuenta en Facebook. Las necesidades naturales, por otra parte, son cosas imprescindibles para los mortales, tales como comer, orinar, defecar y dormir.
Sin embargo, como cada quien hace lo que quiere con su vida y no nos interesa si tienen necesidades artificiales, pues todos llegan a tenerlas en un momento, así sea muy efímero, incluyéndome, vamos a explicar lo otro.
¿Qué es la industria de lo inútil?
Aparte de las noticias falsas, llamadas “fake-news” por la jerga popular, podríamos considerar industria inútil a aquellas cosas de uso común que por “x” o “y” razón se vuelven objetos de elevado precio o exhibiciones de museo, como la piña que olvidaron en el MOMA de San Francisco.
También lo son objetos, muchos de ellos de necesidad, vendidos por empresas encargadas de ventas al por menor que, por ganar dinero, no son socialmente responsables y contribuyen a dañar la calidad de vida de las personas a través del impacto ambiental negativo y de hacerse los interesantes con marcas que valen la pena. En otras palabras, son aquellas cosas que no sirven para nada.
La industria inútil son aquellas cosas de las que los chairos se quejan de consumismo, pero igual consumen; y, sin ir tan lejos, está presente en tu propia casa y quizá no te has dado cuenta de ello.
Tampoco vengo con la finalidad de querer salvar al mundo con un artículo pedorro con el que los periodistas de verdad se limpian las nalgas. Pero algo que podría considerarse bajo este mismo término como poco trascendente es precisamente esto que estás leyendo.
Si no me crees, un claro ejemplo lo tienes en estos hechos, mismos que puedes corroborar por tu cuenta en internet. Supreme, una firma con tiendas en Japón, Londres, París, Nueva York y otros lugares, lanzó hace tiempo una serie de productos a precios de lujo, tales como un martillo y un encendedor de cartucho rellenable.
Sin embargo, su artículo más aclamado fue un ladrillo rojo grabado con el nombre de la marca, el cual vendían por un precio de 32 euros, que en pesos mexicanos son (al día de publicada esta nota) 660 varos. 660 morlacos por un puto ladrillo envuelto en plástico burbuja y una caja de cartón. En la tienda de materiales, Don Jacinto me da el mismo tabique, de la misma medida y el mismo material por 6 varos.
Otro producto más absurdo ha sido el de la reconocida marca Prada: un clip con un valor de 185 dólares, casi 3 mil 340 pesos, y no es broma. Ese es el precio que piden por un clip que de especial no tiene nada, y lo único que tiene es el nombre de la marca grabado en él. Un clip común y corriente no vale ni un peso, o a lo mucho un peso.
Aparte de estas cosas de uso común con altos valores, también están las del grupo contrario; objetos baratos que igual son inútiles o que no lo son, pero son mal manejados solo para un fin de consumo.
Para muestra un botón: Los encendedores, gracias a su bajo costo, cualquiera prescinde de ellos para diferentes tareas, como encender tu estufa o un pitillo de marihuana.
Para aquellos que cocinan no hay tanto problema, sin embargo, para las personas fumadoras, independientemente de lo que fumen, no solo están afectando su ambiente y llenando de materiales plásticos que nadie asegura que sean reciclados después, lo que seguimos atreviéndonos a llamar Tierra, sino que también afectan su salud al inhalar gas butano o gasolina.
Otro claro ejemplo lo tienes presente en los popotes y en las bolsitas para palillos mondadientes, lo cual no solo es una patada en los huevos, pues es algo inútil dentro de lo inútil. ¿Para qué chingados le ponen bolsitas individuales a los palillos? ¿Por qué utilizan pinches popotes? Ambas cosas no sirven para nada.
En los tres casos anteriores existen soluciones sencillas: no te vas a morir por tomarte el agua de jamaica directamente del vaso, así como para lavarte la boca. Y no te dará diarrea por usar palillos sin bolsita sino porque lo que te sirvió Doña Conchita estaba echado a perder. En el caso de los encendedores, usa unos de cartucho rellenable y compra gas, además de que ahorrarás dinero y no generarás tanta basura.
En fin, para no aburrirte y concluir, si te diste cuenta, entre necesidades artificiales e industria inútil hay una enorme diferencia.
Por otra parte, aunque sé que igual no te voy a cambiar la percepción de la vida, espero que entiendas que no sirve de nada hacerse el interesado en el mundo y la mamada si de todas formas sigues jodiéndote, directa o indirectamente. Solo mencioné algunos de los miles de ejemplos que puedo dar como cátedra, pero aquí no es misa, y como sea, el mundo se está yendo a la verga, y las nuevas generaciones solo le echan más leña al fuego. Por último, ¿recuerdas que te dije que este artículo era igual de inútil que la industria de lo inútil?