A raíz de la revolución digital, se ha dado una práctica novedosa en el área de la fotografía. La selfie, una modalidad del autorretrato que tiene como objetivo ser difundida a través de las redes sociales.
El lenguaje pictórico ha empleado la autoimagen para mostrar la belleza, para denunciar o dar testimonio de una época. En la pintura, los artistas recreaban imágenes de sí mismos como obras de arte presentadas ante la sociedad, donde se admiraba su parecido con el autor como muestra de creatividad e ingenio. Pintores como Rembrandt, Van Gogh y Frida Kahlo, tuvieron una amplia producción de autorretratos, en los cuales, de manera crítica exponían sus inconvenientes personales y los problemas sociales que los rodeaban.
La fotografía por su parte, inició como consumo profesional, para dar testimonio de un evento, dando fe de que algo había ocurrido. Sin embargo, quién le dio forma a la fotografía de la imagen de sí misma fue Cindy Sherman, artista, fotógrafa y directora de cine estadounidense que como acto político, giró la cámara hacia ella, utilizando su imagen para proyectar la situación de la mujer, el papel del artista y demás causas sociales.
En el transcurso de los años, han surgido nuevas cámaras y métodos de revelado, dando paso a la era digital, provocando la baja de los costos y por consiguiente, su uso doméstico. Por otra parte, con el nacimiento del internet, los celulares y las redes sociales, se crearon los espacios para compartir frases, reflexiones, videos e imágenes.
La “selfie” -palabra anglosajona, deriva del término self, que podría traducirse en español como “sí mismo”- es una fotografía tomada por uno mismo, regularmente con un celular o cámara web. Éste término se propagó durante la entrega de los premios Oscar en 2014, cuando Ellen Degeneres se tomó una fotografía con varios famosos y la publicó en Twitter. Esa imagen se convirtió en el tuit más compartido de la historia, con 1.7 millones de retuits en una hora.
El autor de la “selfie” se presenta ante los demás a partir de su deseo y la imagen que quiere proyectar, comunicando, llamando la atención, fascinando. Con el objetivo de ser percibido de manera individual o múltiple. Se caracteriza por ser una fotografía tomada a un brazo de distancia
A continuación te presentamos tres tipos de selfies:
Selfie instantánea
Es tomada con rapidez, de manera improvisada, poniendo el foco de atención en el instante mismo (irrepetible), dejando en segundo término a la imagen por sí sola.
Selfie premeditada
Este tipo de fotografía es diseñada para conseguir una imagen determinada por el autor, interviene el escenario, la expresividad y la pose. Tiene la finalidad de embellecer al retratado y adornar la realidad. Regularmente este tipo de selfies se realizan frente al espejo haciendo un gesto como enviando un beso y configurando la V de la victoria.
Selfie focal
La tendencia es fotografiar rasgos individuales, ya sea partes del cuerpo, cicatrices o tatuajes. La tendencia es recortar el rostro, desvanecer la mirada, jugando con el anonimato.
Tomar una “selfie” implica ser compartida en redes sociales para ser vista en el momento en que se toma, por lo tanto es la fotografía del aquí y el ahora, se construye para el presente en el presente. Nos tomamos selfies por la necesidad de representarnos, para controlar la imagen que los demás ven de nosotros, para presentar lo más cercano al estereotipo de belleza y mostrar el momento de la historia en el que nos encontramos.
Y tú ¿para qué o para quién produces una “selfie”?