Si te pido un cuerno, un beso, una chilindrina, un bigote o una trenza, seguro que sabrás de lo que estoy hablando: el delicioso pan bizcocho mexicano.
Cada una de estas piezas de pan bizcocho tiene su nombre y su propia identidad, gracias a la masa específica que los hace únicos y con un sabor inconfundible.
Antiguamente, las panaderías eran muy diferentes a las de ahora. Eran simplemente grandes mostradores, atendidos por un dependiente, y con enormes exhibidores llenos de una gran variedad de panes, incluyendo el delicioso pan bizcocho.
Este pan se elabora con harina de trigo, huevo, azúcar, un poco de agua y, por supuesto, levadura para que esponje. Y es que su sabor inigualable hace que sea el acompañante perfecto para nuestro desayuno o cena, o incluso como un antojo.
¿Recuerdas cuando íbamos a la panadería con nuestros abuelos y pedíamos nuestros panes favoritos? ¡Qué tiempos aquellos! Pero, afortunadamente, aún podemos disfrutar de estos deliciosos panes hoy en día, y seguir recordando esos momentos nostálgicos de nuestra infancia mientras los disfrutamos.
Ir a la panadería a comprar el pan fresco para el desayuno o la cena era un ritual que muchos de nosotros recordamos con nostalgia. En la panadería, la dependiente estaba al otro lado del mostrador, y uno le decía cuántas piezas de pan quería y cuál era la que prefería. Y cada pieza tenía su propio nombre, que le daba su identidad y su sabor único. Era común pedir una concha, un bolillo, un cuerno, una chilindrina, un bigote, una trenza, entre otros.
Los mismos panaderos fueron los que, con el tiempo, le dieron un nombre a cada una de las piezas que hacían, y así nacieron muchos nombres muy chistosos que aún recordamos hoy en día. Pero, lamentablemente, estos nombres se han ido perdiendo poco a poco con el paso del tiempo.
Aunque trataré de mencionarlos a todos, seguramente se me van a escapar algunos. Así que, ustedes estén muy atentos y cuéntennos de cuáles se acuerdan. Quizás se acuerdan de otros que no he mencionado ¡Déjenos saber! Porque hablar de los nombres de las piezas de pan es como un viaje en el tiempo, que nos lleva de vuelta a esos días felices en la panadería de nuestro barrio.
¿Sabías que la harina que se usa para prepararlo es clave en su sabor y textura?
Comencemos por los clásicos, las conchas. Estas bolitas de pan, reconocidas en todo el mundo, vienen en sabores de vainilla y chocolate, ¡e incluso hay algunas que combinan otros panes como los panques y las donas! Y no nos olvidemos de las corbatas, cemas, cocoles, cuernos, bigotes, rebanadas, ojo de buey o de pancha, panques, madalenas, y chilindrinas, que se parecen mucho a las conchas pero con un toque extra de azúcar granulada.
Pero el mundo del pan bizcocho no se limita a eso, también están las galletas. Aquí encontramos una gran variedad de opciones, como polvorones, grageas o de chochitos, gendarmes, puerquitos, piedras y ladrillos que eran tan ricos aunque no fueran exactamente galletas.
Luego están los pastelitos, como las donas, garibaldis, orejas con chocolate, roles y los que tienen rellenos de fresa, piña, zarzamora, y más. Y para los amantes de la pasta hojaldre, hay banderillas, campechanas, empanadas y muchos otros pasteles.
Pero también hay panes de ocasión o temporada, como el pan de muerto, las roscas de reyes, pasteles, pan de agua, pan de pulque, de feria, y los regionales. Y para los amantes de lo antiguo, existen panes con nombres nostálgicos como alamar, chamuco, lolas, volcanes, rejas, español, cocol de anís y cocol de ajonjolí, moños, rosca ilusión, palomas, rosca de canela, pambazo de manteca y pambazo rayado, pelucas, duque, bísquets, volován, y monjas.
La lista es interminable, pero lo importante es que el pan bizcocho es un alimento que nos trae recuerdos y emociones. ¿Qué panes te vienen a la mente? ¡Siempre recuerda que con pan, las penas son menos!