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La misteriosa muerte de Wolfgang Amadeus Mozart

¿Asesinato, destino o negligencia? La terrible verdad sobre la misteriosa muerte de Mozart.

Todo lo que rodea la muerte del prodigioso músico, compositor y director de orquesta, Wolfgang Amadeus Mozart –o Mozart, pa’ los cuates-, es una incógnita que ha alcanzado el estatus de leyenda por mérito propio.

La Gran Mentira

Una de las “leyendas urbanas” más conocidas sobre la muerte de Mozart, es la que señala su deceso como producto de un envenenamiento llevado a cabo por el también músico Antonio Salieri, con quien siempre había existido una rivalidad enfermiza. Cuando el genio musical se apagó, Salieri entró en crisis nerviosa y acepto la culpa.

Esta versión ha estado vigente por más tiempo en la memoria colectiva gracias al arte, que se ha encargado de manejar la muerte de Mozart como un drama llevado a la poesía, la opera, el teatro y el mismo cine –un ejemplo es la película “Amadeus”, la cual, por cierto, está muy buena- ; pero lamentablemente esa idea, por muy popular que sea, es una mentira total.

Amadeus
Tom Hulce personificando a Mozart en la película “Amadeus”, Orion Pictures.

Antonio Salieri no era, quizá, más famoso –ni mejor compositor- que Amadeus, pero si fue un personaje con más prestigio, tal afirmación esta basada en el hecho de que fue maestro del propio Beethoven. Debido a sus ocupaciones ambos músicos no veían con frecuencia días antes de muerte de Mozart. Por si esto no es suficiente, Antonio se confesaba admirador del joven artista sin ningún empacho –pero aun así, vean la peli, está de perlas-.

Antonio Salieri
Antonio Salieri pintado por Joseph Willibrord Mähler (1815).

El Réquiem

El Réquiem que estás escuchando –o deberías estar escuchando desde que empezaste a leer el artículo- es un personaje por sí mismo. Primero que nada te he de comentar, por si acaso no lo sabias: Una misa de réquiem es una misa a los difuntos en la que se emplea una musicalización. Existen más de 100 piezas que son misas de réquiem, entre ellas la de Mozart.

Ora si. En su lecho de muerte, Mozart compuso dicho réquiem sobre encargo. Según se sabe, Amadeus recibía órdenes de un mensajero anónimo, vestido siempre de negro, que le pagaba por trabajar en una misa de réquiem. Se sabe que el músico llegó a pensar que estaba componiendo su propia misa luctuosa, e incluso alucinaba con su próxima muerte, afirmando que alguien lo había envenenado por envidia –de allí nació el choro de Salieri, que después el mismo Antonio se creyó-.

Mozart
Wolfgang Amadeus Mozart pintado por Burchard Dubeck en 1808.

La misa, después se reveló, había sido pedida por un conde y músico aficionado que recién había quedado viudo. Su intención posiblemente habría sido ofrecer un concierto privado en honor a su fallecida esposa y así adjudicarse después la autoría de tal composición, cosa que ya estaba acostumbrado a hacer con las melodías de otros artistas.

La enfermedad de Mozart

Mozart comenzó a enfermar luego de un viaje a Praga, llegó a estrenar la primera de sus dos últimas composiciones, sin embargo, luego de estrenar “La Flauta Mágica”, su última ópera, le comentó a su esposa, Constanze, sobre su preocupación por la muerte. Le dijo “siento definitivamente, que no estaré mucho más tiempo; estoy seguro de que he sido envenenado. No puedo librarme de esta idea”.

Mozart empeora y enferma para finales de noviembre y los últimos días trató de concluir su composición, ante las dificultades económicas, Constanze le pide a un alumno del artista que le ayudase a redactar sus pentagramas. Tras 14 días de vómitos, intensos dolores, fiebre, una hinchazón que le impedía si quiera moverse, y una misa inconclusa, el 4 de diciembre de 1791 murió uno de los mejores músicos que haya dado la humanidad: Wolfgang Amadeus Mozart.

Últimos días de Mozart
“Últimos días de Mozart”, pintura de Hermann von Kaulbach (1873).

Las Posibles Causas

Puesto que el estado de putrefacción del cuerpo había sucedido tan rápido tuvieron que enterrar al compositor apenas llegara el día siguiente. La medicina para entonces estaba en pañales, y la supuesta causa de muerte, según los médicos de entonces, era una fiebre -nada que hoy en día no pueda curar un paracetamol, pero en fin-.

Al día de hoy, a pesar de existir la medicina forense, no existe un diagnóstico preciso. Se barajea la idea de que pudo ser el riñón, o una negligencia médica. También se ha pensado en la bronconeumonía; que el güey se auto-medicaba; la reuma; se ha llegado a creer, inclusive, que él murió por comer carne de cerdo contaminada (no envenenada). A últimas hasta se ha pensado en que murió por su hipocondría –o sea, que realmente el vato no estaba enfermo, pero que su loquera de que iba a morir y estaba haciendo su réquiem (recordemos que para él, el trato era anónimo) trajo una onda así medio fumada de mala vibra y falleció-.

familia Mozart
La familia Mozart, pintura de Louis Carrogis Carmontelle.

La verdad murió con los involucrados

La verdad nunca la sabremos ya que, después de muerto, la economía del genio no era buena y tuvo que ser enterrado en una tumba comunitaria junto a, quizá, otros cinco cuerpos. Échale ademas que en Viena no permitían identificar las tumbas para entonces, es por eso que hasta ahora ni siquiera se sabe si los restos exhumados anteriormente sean en verdad los de Mozart. De hecho, en el cementerio de St. Marx hay un monumento donde SE CREE que pudiera estar su cuerpo.

A su funeral asistieron los músicos Antonio Salieri, Franz Xaver Süssmayr (su pupilo, quien le ayudo a terminar su réquiem) y Gottfried Van Swieten. Al no estar terminada, fragmentos de su última composición fueron tocados el 10 de diciembre y el 2 de enero de 1793 se estrenó por primera vez completa, con una duración cercana a una hora.

Un final bastante malo para un hombre que después de siglos sigue siendo referente de la música culta.

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Alberto Perea

Melómano por herencia; bailarín frustrado y con dos pies izquierdos; un vago sin remedio; escritor de dudosa calidad; redactor que olvida comas y acentos; baterista hasta cuatro compases; poetastro (de esos que apestan); cantante de regadera; director de cine y teatro en sus sueños; Pero eso si, a toda madre el vato.

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