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El verdadero James Bond no era un espía

James Bond fue aquel sujeto a quien Ian Fleming le robo la identidad tras publicar sus novelas de espionaje… y ni siquiera se dedicaba al espionaje.

Podría debatirse acerca de quién fue el verdadero James Bond, el de carne y hueso, el mero mero, el casanova con licencia para matar y nervios de acero, que no tenía miedo a lanzarse de aviones, autos a toda velocidad, y todavía se daba el lujo de ser galán el canijo; pero si de algo estoy seguro es de dos cosas: la primera es que el verdadero Bond no cumplía ni con la mitad de los requisitos para su papel, y la segunda es de que no se va a debatir acerca de la identidad real de nuestro agente, nomás porque yo quiero.

Y no, por más que Ian Fleming -la tinta maestra que se dedicó a labrar tamaño imperio con novelas de espionaje posteriormente llevadas al cine más de veinte veces- se las dé de muy acá, de que trabajó realmente en los servicios secretos, disque haciendo misiones contra los alemanes y que, a sus propias palabras, algunos libros los basaba en sucesos que vivió; por muchos méritos que tenga, él no es James Bond.

James Bond, por derecho propio y porque su acta de nacimiento así lo indico en algún tiempo, es nada menos que este hombre…

El verdadero James Bond no era un espía
El verdadero James Bond no es tan atractivo como el personaje de Fleming.

…ya te habrás dado cuenta de que, en efecto, de galán no la da, ahora añádele a eso que no saltaba de aviones ni tenia autos que se camuflan; pero este sí es James Bond, el legítimo.

James Bond, nació en Filadelfia en el año 1900, recién entrado el siglo XX, al cuarto día de enero.

De niño desarrolló un interés por la historia natural desde que se fue a turistear con su padre al río Orinoco, que está entre Venezuela y Colombia. Estudió en la Universidad de Cambridge y se mudó a Estados Unidos después de graduado. Trabajo un tiempo en una firma bancaria pero terminó renunciando para irse de expedición al Amazonas –conocido en su barrio como el segundo río más grande del mundo- .

Posterior a eso, comenzó a trabajar en la Academia de Ciencias Naturales como conservador de ornitología –ornitólogo es traducido al español como la persona que estudia a las aves-. Bond era un experto en aves del Caribe, e incluso llegó a publicar un libro titulado “Birds of the West Indies (Aves de las Indias Occidentales)”, el cual, por cierto, aun puedes adquirir aquí.

Fue hasta 1952 que Ian Fleming utilizó su nombre para bautizar a 007, el súper agente del MI6.

Fleming conocía el trabajo de Bond, ya que él gustaba de observar aves como uno de sus pasatiempos y el libro de James le servía de referencia. A palabras del propio Fleming, utilizó el nombre del ornitólogo ya que le parecía “un nombre corto, poco romántico, anglosajón y masculino; un nombre bastante normal”.

James e Ian se conocieron personalmente, y según este último, al hombre no le preocupaba que su nombre fuera usado para sus historias –Aunque después del gran éxito en pantalla seguro le hacían burla-. A cambio de su nombre en la posteridad cultural, Fleming le pago a Bond con una primera edición de “You Only Live Twice” (Solo Se Vive Dos Veces) firmado y citó: “Al verdadero James Bond, del ladrón de su identidad”.

Ganó tres medallas en vida, entregadas por la Academia de Ciencias Naturales, la Unión Americana de Ornitólogos y el Instituto de Jamaica en los años 1975, 1954 y 1952, respectivamente. El poco apuesto y nada heroico James Bond murió un 14 de febrero de 1989, y en su honor, Pierce Brosnan se hace pasar por el otro Bond, con ayuda de su propio libro, y en su papel del agente 007, en la cinta de 2002, “Die Another Day (Otro Día para Morir)”.

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Alberto Perea

Melómano por herencia; bailarín frustrado y con dos pies izquierdos; un vago sin remedio; escritor de dudosa calidad; redactor que olvida comas y acentos; baterista hasta cuatro compases; poetastro (de esos que apestan); cantante de regadera; director de cine y teatro en sus sueños; Pero eso si, a toda madre el vato.

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