En la década de los 80 se intensificó el boom de los refrescos, la televisión estaba más bombardeada que nunca con anuncios de esas bebidas.
Pasamos del agua natural a las aguas de frutas, luego a la batalla entre las aguas de sabores y los refrescos carbonatados, o sea las gaseosas, refrescos, sodas, o como las conozcan.
De niños no siempre nos dejaban tomar refrescos, en ese entonces no se hablaba tanto del exceso de azúcar y sus efectos en la salud, más bien era porque se nos picaban los dientes, pero nos desquitábamos en las fiestas, donde los refrescos no faltaban.
De los viejos tiempos recordamos algunas marcas, unas sacaron sabores especiales, y hasta de algunas botellas con características también muy especiales. Varias marcas desaparecieron pero otras siguen vigentes hasta nuestros días, aunque la verdad ya no saben igual.
Quién no se acuerda por ejemplo, del Orange Crush, con su delicioso sabor a naranja, con una botella que bien podías utilizar de instrumento musical llamado güiro.
Las Chaparritas El Naranjo se desarrollaron en 1937 y se lanzó diez años después con el nombre El Naranjo. Sin embargo, los consumidores la comenzaron a llamar Chaparrita debido a las características de la botella, un envase también chaparrito, así muy gordito. Venía en tres sabores que siempre recordaremos: uva, mandarina y piña.
Y de esa misma casa, tenemos a la Sangría Señorial, un sabor muy especial, un toque de uva pero mucho muy sabroso.
Y qué decir de los Boing, que eran los que por costumbre pedías, porque eran de fruta natural, al menos así lo decía el comercial; tenían o mejor dicho tienen varios sabores muy ricos como tamarindo, mango, guayaba y tamarindo.
Y aquí hay que hacer notar que los había de vidrio y también en triángulo, el cual al final, lo inflabas para poderlo tronar.
Recordamos tambié el Pascual; sí, su nombre completo era el Pato Pascual, de muchos sabores, aunque los de uva siempre triunfaban.
Al igual había otro, llamado Lulú, que era como la figura de la Pequeña Lulú de las historietas.
Todavía nos faltan muchos, que no se nos olviden los Jarritos, con una extensa variedad; tenían sabores como tamarindo y lima-limón. Por cierto, en los 80 también fueron una sensación los de ese sabor; veíamos mucha publicidad de marcas aún existentes como 7Up y Sprite.
Los Barrilitos, con sabores únicos, el de ponche era delicioso, al igual que el de piña. Otro sabor delicioso era el de toronja, de la marca Del Valle, el cual tenías que agitar para que la pulpa se disolviera y al tomarlo su sabor fuera genial.
Dentro de los de uva el favorito estaba en los Delaware Punch; ah, cómo lo recordamos, el sabor aún está en nuestra memoria.
Dejamos dos para el final; uno se trata del Titán, también con sabores característicos, siempre lo veías en los puestos de tacos, de cualquier lugar, y ahí mismo estaba un delicioso Mundet rojo, también había de limón, que era blanco, o mejor dicho transparente.
Seguramente nos faltaron muchos, además todos estos que nombre, pues son de la Ciudad de México, porque también hay de otras partes, recordamos el Yoli de Acapulco, un refresco muy grande, que de chico no llegabas a terminártelo. Luego esta marca pasó a manos de Coca-Cola y ahora se le puede ver en otras ciudades del país.
Pero sé que ustedes nos ayudarán a nombrar otros más ¿cuáles solían tomar? ¿Aún existen? De ser así… ¿saben igual que antes? Hay que tomar en cuenta que un refresco en envase de pet no sabe igual de rico que uno de plástico.
Y, por último, ¿cuál es su refresco favorito para acompañarlo con los taquitos?
Ahora solo nos queda decir: ¡Salud por todos esos deliciosos refrescos que solíamos y solemos tomar!