JOKER una de las películas más esperadas del año, se estrenó este fin de semana, que vuelve a los orígenes de uno de los personajes más populares y un villano impredecible. Pero ¿Vale la pena?
Si bien, el último Joker que recibió elogios fue el protagonizado por Heath Ledger en la trilogía de Christopher Nolan con Batman como héroe principal en el 2008.
Hasta ahora ningún Joker, fuera de las animaciones de DC Comics, había logrado alcanzar el protagonismo adecuado y menos un actor que le diera vida.
Porque al ser un personaje de los más populares, no podría pasar inadvertido sin resaltar la trascendencia de su demencia como principal atractivo.
SINOPSIS
La cinta se centra en el icónico archienemigo de Batman. Trata de responder a todas aquellas interrogantes sobre quién es El Joker, Arthur Fleck interpretado magistralmente por Joaquin Phoenix.
Trata de responder preguntas importantes, ¿Porqué el Joker detesta a Batman? ¿Que historia lo une con el apellido Wayne?
Fleck trabaja como payaso por el día pero aspira a ser un comediante por las noches, su impredecible personalidad rodeada de violencia y crueldad.
Lo llevará a tomar decisiones equivocadas que tendrán repercusiones en su personalidad sombría y en su psicología compleja y desquiciada.
ES SOMBRÍA… NADA MÁS.
Las críticas hacia el Joker han sido muy diversas, contradictorias, por unos elogiada la cinta en su conjunto, otros detestada por la superficialidad del uso de la violencia en plena decadencia moral.
Y posteriormente, premiada en el Festival de Cannes y en el Festival de Toronto, siempre tendrá repercusiones sociales cualquier cinta que levante premios antes de su estreno oficial.
Esta cinta que es dirigida por Todd Philips, precisamente desde su primera proyección ha generado polémica, elogios y críticas dispares.
Alcanzará a considerarse película de culto. Sobre todo por ser una obra menor entre las películas de superhéroes.
Que si bien no es totalmente una película de superhéroes, Warner Bros. sigue en el camino de tomarse con demasiada seriedad la cinta y al personaje.
Se acerca más al realismo fantástico, con un manejo superficial de la violencia, un ambiente sombrío que por una parte refleja la inmoralidad del personaje y su profunda perturbación mental.
La actuación de Joaquin Phoenix merece el reconocimiento y vale cada minuto en pantalla, fuera de eso, la cinta en su conjunto solo sobrevive por su protagonista.
UNA FÁBULA ESTÉTICAMENTE DELIRANTE
La atmósfera de la cinta es atrayente, se compone de basura social, moralidad desencantada, violencia superficial y una fantasía desquiciada.
Se pierde entre la perfecta construcción de una ciudad Gótica caótica en la que su personaje central se sumerge. Sin encontrar salida o un respiro a su desdichado destino.
Joker es visualmente potente. El director Todd Philips sabe colocar elementos y simbolismos para vislumbrar de una forma sutil la decadencia del hombre en la sociedad enferma y brutal.
Y en Arthur Fleck se refleja esa metáfora al convertirse en la manzana podrida que infecta a las demás manzanas sanas.
Arthur Fleck es, inconográficamente, un personaje sombrío pero colorido, es satírico pero muy brutal al mismo tiempo, un personaje de matices en un fondo social que no tiene equilibrios.
Es en esa contradicción que el personaje mismo es una paradoja. Se acerca más a la autoparodia, a lo satírico sin convertirse en una crítica social o moral, simplemente, en la esencia de la ficción se pretender transformar en un personaje vívido y colorido.
Pero es ahí donde principalmente falla, sin que ello arruine la cinta, pues después de todo, Arthur Fleck es el único elemento en pantalla que construye y destruye.
UN HOMENAJE
Joker tiene elementos visuales muy fascinantes, resulta ser una mezcla entre “The King of Comedy” y “Taxi Driver” de Martin Scorcese incluso en su construcción de personajes.
Ambos personajes desequilibrados que de alguna forma, logras empatizar a pesar de la violencia y brutalidad en la que se desenvuelve el protagonista central.
Con la estética de Scorcese y las personalidades de dos de sus también actuaciones relevantes de Phoenix en “You Were Never Really Here” y “Don’t Worry He Won’t Get Far on Foot”.
Logra imprimir por un lado el tono dramático de Joe en “You Were Never Really Here” y el tono irónico y cínico de John Callahan en “Don’t Worry He Won’t Get Far on Foot”.
Se nota la simplicidad en el manejo de la dirección, el equilibrio de la atmósfera como en la dirección de Scorcese que dicho sea de paso, fungía como productor del proyecto.
Hasta que Scorcese salió del proyecto pero dejó su estilo visual y su narrativa cinematográfica, que luce sombría, potente, brutal y delirante.
¿VALE LA PENA?
Aunque es una película de origen de personaje y se enfoca en un villano.
La cinta destaca la actuación de Joaquin Phoenix como Arthur Fleck el Joker, la dirección de Todd Philips y esa construcción de atmósferas sombrías, así como la profunda psicología del protagonista.
Pero carece de un relato, se salva por la interpretación de Phoenix, pero recurre a un ciclo evidente sobre la moralidad y la demencia.
La historia es lenta, sabe deambular por el desequilibrio y el caos, para reordenarlo todo. Con una insana fascinación por la violencia pura.
Que fascina al personaje del Joker, pero que lejos que originar un villano con propósito se queda en un desequilibrado que no puedo o no sabe canalizar sus instintos más que con el homicidio.
No es la mejor película sobre el origen de un personaje de Comics, pero tampoco es la peor, a pesar de sus desatinos en ciertos detalles.
Se deja ver, gracias a la actuación de Joaquin Phoenix. La fotografía y la música que está soberbia. Fuera de eso y con las expectativas que se tenían, queda un poco a deber, no es una película para todo público.
Y esa selección de espectador hace que la película resulta tan discordante, puede ser magistral para algunos y detestable para otros.
En esta ocasión no me atrevo a determinar si cumple o no, porque tiene su público, pero cumple con traer a un personaje tan fascinante y excéntrico, ícono de la cultura popular a un viaje hacia su origen.
A través de ese viaje se nos permite ser cómplices de su ruina y acompañarlo al fondo del abismo, sin consecuencias reales.