Calificación: 6.5/ 10
La película británica In Fabric (2018), retrata entre el terror y la comedia a través de la sátira del consumismo y la mercadotecnia, como afecta el consumo a nuestras relaciones personales y como la publicidad nos hipnotiza a través de su encantador y aparente inofensivo mensaje.
Sinopsis
Rebajas en un gran almacén inglés, Sheila ronda estanterías, sopesa prendas y, de repente, un vestido rojo sangre de seda la hipnotiza. Ya no hay nada que ella quiera salvo ese vestido, nada salvo acariciarlo, tantearlo, adorarlo… Parece que pesa una maldición sobre cada persona que ha poseído esa prenda fetiche.
Una de las características más llamativas de esta cinta, es la atmósfera muy similar al Giallo italiano y los cuentos de hadas enfocada en adultos. Rememorando la vieja escuela del cine de terror italiano de Dario Argento, Mario Bava y Lucio Fulci.
El director y también escritor británico Peter Strickland quien dirige In Fabric, una comedia de terror, impactante, tenebrosa, es una fábula con pretensiones de sátira y denuncia social.
Su simbolismo y retorcido sentido del humor hacen de la cinta una concepción onírica y perturbadora.
Malditos y cómicos
Nuestra protagonista Sheila (Marianne Jean-Baptiste) una cajera de banco, que se ha divorciado y quien intenta lograr que su vida se restablezca, en un ambiente de trabajo pintoresco.
Su hogar no es muy distinto de un ambiente estresante y a la vez caricaturesco. Exaltado por una vida personal que parece caótica. Y un trabajo que suele mostrar orden. Una rica ambivalencia que demuestra el tono de la obra y como Sheila parece buscar el equilibrio en su vida.
Sheila vive con su hijo Vince (Jaygann Ayeh) un estudiante de arte y su novia Gwen (Gwendoline Christie) una personalidad que aún para la cinta, resulta sombría y cómica.
Sheila intenta conocer compañeros a través de una aplicación de citas.
Aquí la retórica discursiva de In Fabric radica hacia la búsqueda de la pareja como un ente de consumo desechable, que es por otro lado la complacencia por el consumo antes que la necesidad.
Sheila es nuestro arquetipo del consumismo, comprar y a la vez vende un servicio en el banco donde labora, finalmente, es un producto también.
Ante esa necesidad de consumir. Sheila acude a una tienda de ofertas para su cita, atraída por un vestido rojo que aparentemente está maldito.
La misteriosa MIss Luckmore (Fatma Mohamed) dirige una tienda de ofertas, con su apariencia peculiar y sombría. Aparentemente tiene relación directa con hechos trágicos y tétricos que ocurren a los alrededores y durante varios años.
Los diálogos demasiado exagerados, que pretenden ser poesías lúgubres con cierto encanto, parecen fuera de tono, aún cuando la idea de esa conversación sea generar cierto misterio. Pero no es así.
Aunque sea superficialmente, ahonda en un problema ético y moral, sobre como el consumismo nos domina, como preferimos satisfacer nuestras banalidades antes que nuestras necesidades.
Dos historias un vestido.
A la trama se le suma un nuevo protagonista Reg (Leo Bill) quien comparte la historia con Sheila gracias al mismo vestido rojo maldito.
Pero las cosas aún más bizarras comienzan a aparecer en pantallas, conversaciones con toques humorísticos, humor negro, versos lúgubres, explicaciones sobre lavadoras y un vestido viviente que parece asesino serial.
Entre otras escenas incómodas más bien por la falta profundidad, por la exageración y la atmósfera pintoresca.
In Fabric retrata los efectos dehumanizadores de la merdotecnia, todo cuanto puede ser vendido y el modo deshonesto de venderlo. Incluso un vestido que puede provocar la muerte, es vendido con descuento, esa es la principal referencia de esta comedia tenebrosa.
Aunque es a veces superficial y se pierde en su argumento con dos historias tan dispersas pero que retoman la misma idea.
A pesar de la banalidad que envuelve toda la historia, Strickland expone las preguntas, pero no da respuestas.
Lo que hace es cuestionarnos sobre aquello que consumimos, los medios pocos éticos que experimentamos para comprar un producto, sin que sea una necesidad.
In Fabric es totalmente diferente a lo que se ha visto, aún cuando supone muchas preguntas pero sin dar respuesta. Strickland quiere denunciar a través de esta fábula moral, el consumismo y como es terrible lo que hace en nosotros, aún cuando el mensaje parezca inofensivo y el producto realmente lo sea, pero el medio que se utiliza para lograrlo es lo que lo hace siniestro.
