Así como en el 2000 llegó la fiebre de las minivanes, actualmente la gente prefiera las SUV, hubo una época en la que el sedán era el tipo de auto más codiciado, simplemente es en lo que la gente pensaba cuando decían “coche”.
Durante esos años, Chrysler gozaba de buena salud financiera y podía darse ciertos lujos. Así pues, en 1990 comenzó con el desarrollo de un auto con buenas prestaciones y pensado para clientes de buen gusto.
En 1992, durante el Auto Show de Sudamérica, Chrysler presentó el primer concepto del auto, pero como solo era un concepto, tenía un diseño futurista, un enorme motor que funcionaba con alcohol y no con gasolina. Algo bastante exagerado y poco realista.
Primer contacto
Finalmente, en 1995 quedó lista la versión final y fue presentado oficialmente como sucesor del legendario LeBaron para Estados Unidos.
El diseño final del Cirrus era casi igual al de su hermano menor, el Stratus, salvo uno que otro detalle de la carrocería como la parrilla cromada, faros de niebla y rines más grandes.
Originalmente existían dos versiones: LX y LXi, esta última era la opción más lujosa. En cuanto a motores, la primera opción estaba impulsada por unV6 de 2.4 litros de 150 caballos de potencia.
La versión de lujo obviamente tenía un motor mucho más emocionante, un V6 de 2.5 litros que entregaba 168 caballos de fuerza.
Especial para México
Aunque en México tuvimos que esperar hasta 1996 para tenerlo disponible en las agencias, la espera valió la pena.
El Cirrus que se vendió en Norteamérica no era precisamente el mismo que se vendió en nuestro país. Chrysler decidió adaptar un motor de 4 cilindros, pero compensarlo con un turbocargador.
Un pequeño cambio que lo convertía en un auto mucho más ahorrador y emocionante gracias al turbo.
El resto del equipamiento fue exactamente igual a las versiones disponibles en Estados Unidos.
La versión más equipada incluía un equipo de sonido con seis bocinas, acabados con imitación madera y asientos de piel super cómodos.
Fue tal el éxito del Cirrus en México que, a pesar de haber sido reemplazado por el Sebring en Norteamérica, en México se mantuvo con el mismo nombre.
Prácticamente se trata del mismo auto, pero en su segunda generación y con una versión convertible.
El final del Cirrus en México fue en 2010 cuando fue reemplazado por el Chrysler 200, su partida dejó un precedente en cuanto a lujo y comodidad.