Seguramente lo primero que vine a la mente al pensar en el medio de transporte de Revolución Mexicana son carretas con caballos y una que otra locomotora de vapor.
La realidad es otra. Los autos ya figuraban desde muchos años antes, y en 1910, ya había varios modelos para escoger.
La historia de los autos en México inició en el Siglo XIX, en la época del Porfiriato.
Para 1903, México tenía un parque vehicular de 136 autos y cuando inició la Revolución eran un poco más de 1,000 vehículos circulando en las calles. Eso sí, solo los generales del ejercito y la gente rica podía comprarlos.
En la Revolución Mexicana, el automóvil siempre estuvo presente, desde el gusto por los autos de Porfirio Díaz hasta el vehículo en el que transportaban a Francisco I. Madero hacia su muerte.
Los autos revolucionarios
MAN 1909
Debido a que Porfirio Diaz tenía una inclinación por la cultura europea, mandó importar desde Alemania un MAN 1909 para uso oficial.
Para su desgracia el auto terminó abandonado, pues se acercaba el final del Porfiriato y Díaz tuvo que abandonar el país y a su auto.
Dodge 1922
José Doroteo Arango, mejor conocido como “Pancho Villa”, manejaba su automóvil cuando fue víctima de una emboscada.
El Dodge 1922 recibió más de 100 impactos de bala que acabaron con la vida del “Centauro del Norte”
Thomas Flyer 1910
Cuando Francisco I. Madero firmó el Plan de San Luis para derrocar el gobierno de Porfirio Díaz, viajó desde el norte del país hasta la Ciudad de México en un Thomas Flyer 1910.
El auto le pertenecía a un compadre quien se lo prestó para consumar su plan.
Protos y Packard
Francisco I. Madero fue traicionado y detenido junto con el coronel Pino Suarez y el gobierno dio instrucciones de encarcelarlos en la penitenciaría de Lecumberri.
A Madero lo subieron en un Protos 1908 propiedad de la sobrina de Porfirio Díaz, mientras que a Pino Suarez lo llevaron en un Packard de 1911.
Con la Revolución, llegó la oportunidad para que los ciudadanos cambiaran los caballos por autos, pues al finalizar la guerra en el país, llegó la estabilidad y se comenzó la construcción de carreteras, gasolinas y mucha más infraestructura que facilitaba el uso del automóvil.