La historia del Ford Pinto es uno de los grandes tropiezos que ha tenido la marca del óvalo azul.
En los años setenta, las marcas norteamericanas se vieron amenazadas por la llegada al mercado del Toyota Corolla, un auto que inmediatamente acaparó el mercado convirtiéndose en el auto más vendido del mundo.
Ford, quiso hacer competencia, pero en su intento logró un auto destinado al fracaso.
Si bien, es cierto que al principio consiguió lo que buscaba, pues hizo del Pinto un superventas alcanzando las 400 mil unidades en su primer año.
Fabricó un auto con un peso de menos de una tonelada y un precio que no superaba los dos mil dólares.
Grave error
El resultado, fue un coche que salió de producción con dos graves defectos.
Por un lado, el depósito de combustible estaba situado en el eje trasero, aunque en esos años era una práctica habitual, en el Ford Pinto no había ninguna protección.
Con la menor colisión del auto, la débil estructura no era capaz de impedir que el tanque de gasolina terminara perforado, la gasolina en el piso y con la más mínima chispa un gran incendio.
Lo más grave de esta fatal situación es la forma en la que Ford enfrentó el problema.
Pues según algunas investigaciones la marca era consciente del peligro que representaba para los clientes, ya que realizó más 40 pruebas en secreto y todas, absolutamente todas, terminaron con el tanque de gasolina destruido con un choque de 40 km/h.
Las consecuencias
Tras varios años de investigación, Ford se vio obligada a afrontar 117 juicios como consecuencia de los incidentes ocurridos con el Pinto.
Además, el Departamento de Transporte obligó a la marca a hacer un “llamado a revisión” de 1.5 millones de unidades. Hasta la fecha el llamado a revisión más grande de la historia.