“Midnite Vultures” de Beck fue publicado en 1999. En su mayoría recibió críticas positivas, aunque, muchos lo compararon con su mayor obra, “Odelay” de 1996, que alcanzó un premio Grammy al año siguiente en 1997.
Con “Midnite Vultures”, Beck logró una obra musical psicodélica pero interesante, un concepto irreverente y ligero, con la experimentación que ha sido su sello característico. A 24 años de su publicación, “Midnite Vultures” debe ser considerada como una obra importantísima en la discografía de Beck.
Con “Midnite Vultures”, Beck logra reencontrarse con el estilo funk y el synth que había logrado fusionar desde “Odelay”, el cual según el propio Beck es una continuación.
Más enfocado en lo psicodélico, en lo experimental, pero más serio que “Mutations” de 1998.
A primera oída, “Midnite Vultures” es complicado de entender, aún para aquellos fanáticos de Beck incluso desde antes de que fuera la superestrella que fue con la canción “Loser” del álbum “Mellow Gold” de 1994. Aún cuando no sabes qué esperar de Beck.
Pues desde su primer álbum “A western Harvest Field by Moonlight” y “Stereopathetic Soulmanure”, que recorría los lirismos del folk y el rock con su pensamiento más ácido e irónico que posteriormente le daría fama mundial.
Entre “Mutations” y “Sea Change”, que son de un folclor similar, “Midnite Vulture” viene a ser una extravagancia, una sensualidad entre la sobriedad de ambos álbumes, asímismo, con toda su ironía.
Beck en una entrevista afirmó que “Mutations” era un experimento y que su álbum más profesional sería “Midnite Vultures”, lo que en otras circunstancias podría ser al revés.
“Midnite Vultures” es una delicia de principio a fin, complicado y obsesivo, pero también adictivo. Aunque pierde frescura en sus letras, ya que destila menos humor que sus otras producciones, es altamente lírico, musicalmente es asombroso.
Este álbum hace de Beck ese gran artista de experimentación, versatilidad y automatización; cada melodía es una obra aparte, es la característca de Beck, que cada canción parezca una obra única e independiente, con una genialidad que pocos artistas han logrado.
Si tuviera que recomendar dos álbumes de Beck, sin duda serían “Odelay” y “Midnite Vultures”, que son principalmente las dos producciones que captan toda la esencia lúdica que significa Beck, irreverente, experimental, vívido y con cierto toque de ironía que hacen de “Midnite Vultures” una experiencia musical enriquecedora y auténtica.
De esas experiencias que se vuelven hábito y que embriagan en pequeñas dosis hasta una ebriedad absoluta que parece interminable, porque “Midnite Vultures” se inicia pero no termina, estará en tu cabeza todo el tiempo.
