El músico, compositor, cantante y Premio Nobel de Literatura cumplió años el pasado 24 de mayo, por eso lo celebramos dando un recorrido por sus autos.
Robert Zimmerman, el verdadero nombre del rockstar de los años 60, es un gran apasionado del mundo de los automóviles.
En su juventud, vivió en Minnesota, en una zona minera, por lo que era fundamental tener un vehículo para trasladarse. En esos años conducía una Harley Davidson que encontró en un deshuesadero.
Para 1963, dedicándose completamente a los escenarios y después de terminar tres exitosas giras, el compositor se compró un Ford Mustang convertible de 1966.
Lamentablemente, el gusto le duró pocos meses, pues durante una gira, algún trabajador del staff destruyó el auto en un barranco.
Su pasión por la velocidad, lo llevó a comprarse una motocicleta Triumph, la cual sería protagonista de un gran misterio de Bob Dylan.
El 29 de julio de 1966, chocó su motocicleta muy cerca de Woodstock. Después de este accidente, pasaron ocho años hasta que alguien pudo volver a ver al compositor.
Durante los ocho años que Dylan estuvo recluido en su casa, estuvo produciendo grandes éxitos musicales, pero no se presentó en un solo escenario, pues no permitía que nadie lo viera públicamente.
Más tarde explicó que tras el accidente, sufrió varias fracturas y lesiones en la cara, pero claro, no hay ninguna prueba que eso sea verdad.
Tras haber superado su accidente y todas las secuelas, Bob Dylan continuó con su pasión por los autos y la velocidad. De hecho, en su casa de Malibú, había una sala de cine diseñada por el mismo y en la que pidió que las butacas fueran nada menos que asientos de Mustang.
Un dato curioso de la vida de Dylan, es que en al menos 20 letras de sus canciones aparece la palabra “automóvil”, además en algunas de ellas se puede escuchar “Cadillac”, “Chevy” y “Ford Mustang”.
El autor de “Like a Rolling Stone” participó en 2007 en un comercial para anunciar la nueva Cadillac Escalade.
Más tarde, en 2014 participó en un comercial para presentar el nuevo Chrysler 200.
Los motores siempre han sido una de las principales pasiones de Bob Dylan, pero es verdad que luego de aquel misterioso accidente en su motocicleta Triumph, no volvió a ser el mismo.
De hecho, desde entonces, pocos autos han pasado por las manos de Dylan, pero eso sí, los ha usado de inspiración para crear verdaderas joyas musicales.