A mediados del siglo XX, cuando había pocos estándares y reglas que seguir, los fabricantes automotrices constantemente buscaban hacer las cosas diferentes y fabricar cualquier cosa que se les ocurría. Algo así como prueba y error.
Eso es El Camino, un experimento de Chevrolet que fusionó un coupé con una pick, con un resultado bastante agradable a la vista.
El origen
La historia cuenta que El Camino es el resultado de una batalla comercial entre Chevrolet y Ford, pues la marca del óvalo azul fue la primera en lanzar un coupé utilitario similar, el Ford Ranchero en 1957.
Al ver el éxito del auto, Chevrolet puso manos a la obra para también producir un utilitario coupé. Así lanzó en 1959 el Chevrolet El Camino.
Primera generación
El diseño de la primera edición fue muy parecido al Impala, los grupos ópticos son prácticamente los mismos que se utilizaron en el Impala, así como los acabados del interior.
Mecánicamente, se ofreció con un motor 6 cilindros y otras dos versiones de V8. El más poderoso podía generar hasta 320 caballos de potencia y alcanzar los 100 km/h en solo 7 segundos.
Eran unos excelentes números sobre todo si consideramos que estamos hablando de una pickup.
De esta primera generación se fabricaron y vendieron poco más de 32 mil unidades y luego fue descontinuado por una crisis de ventas en General Motors.
El regreso
Cuatro años después, Chevrolet se dio cuenta de que sus competidores con modelos similares estaban teniendo gran éxito, y decidió traerlo de vuelta en 1964.
Así como la primera generación estaba basada en el Impala, para la segunda generación Chevrolet utilizó el Chevelle.
La oferta de motores creció. Ahora se incluían diferentes configuraciones de 6 cilindros en línea y algunos otros V8 con hasta 5.4 litros.
Tercera generación
En la tercera generación de El Camino seguía usando la plataforma del Chevelle como base, incluso fue lanzado en la versión “SS” utilizando la configuración mecánica del Chevelle SS.
Final del camino
Las dos últimas generaciones de El Camino se lanzaron en 1973 y 1978, respectivamente.
Nuevamente basada en el Chevelle, pero con los mismos motores de la tercera generación, es decir, los motores que usaba el Chevelle de 1973 en adelante no se usaron, pues eran más grandes y potentes, y en esos años se buscaba producir vehículos con menos repercusión al ambiente.
Finalmente, la última generación iniciada en 1978 sería la más longeva de todas y duraría hasta 1987. Esta generación es la más importante para México, pues durante sus últimos años se fabricó en Ramos Arizpe, Coahuila.
En esta última generación, El Camino estaría basado en el Malibú, y mecánicamente sería la primera vez que dejaría los motores 6 cilindros en línea por unos nuevos V6, además de una variante V8 de diesel.
En 1987 México terminó su producción debido a un descenso notable en las ventas y por la llegada de nuevas plataformas con tracción delantera y motores más pequeños.
El Chevrolet El Camino dejó una gran influencia en el mundo automotriz, y aunque no ha vuelto a salir un auto con las características de su diseño, hoy sigue en la memoria de todos los coleccionistas y amantes de los autos.