La historia del Chrysler Norseman, es la historia de una tragedia. Un auto que pudo influenciar el resto de la producción de Chrysler de los años sesenta, pero por un golpe del destino, está solo en el recuerdo.
Contexto
En los años 50 y 60, Chrysler acostumbraba a encargar la fabricación de sus autos conceptos a la planta de Ghia, en Italia, esto debido a que el costo de fabricación y luego mandarlo en barco hasta Estados Unidos, era aún menor que producirlo en nuestro continente.
Finalmente, después de casi tres años de desarrollo, el Norseman fue enviado de Italia a Nueva York dentro del trasatlántico SS Andrea Doria. Desafortunadamente se hundió en el trayecto.
El auto
El diseño del auto estuvo a cargo de Virgil Exner, nada menos que el director y jefe de diseño de Chrysler en esos años.
Conocido como “el auto soñado en el fondo del Atlántico”, el Norseman, un auto concepto que Chrysler planeaba presentar con bombo y platillo en una gira por Estados Unidos.
Un cupé de cuatro plazas con techo flotante, es decir, todo el techo estaba apoyado únicamente en el pilar “C”. Un diseño totalmente novedoso para la época.
El color del auto es un misterio, pues según el fabricante, el auto estaba pintado en dos tonalidades de verde con algunos detalles en rojo.
Otros testigos, aseguran que su diseñador había pedido que el auto fuera color plata para que los paneles de aluminio pudieran resaltar.
Por si fuera poco, algunos periodistas que pudieron ver el auto dicen que era de dos tonos de azul.
Realmente nunca sabremos el color real del auto, pues fotos existentes solo son blanco y negro.
Al interior, un cuadro de instrumentos que se asemejaba a los utilizados en los aviones de los años sesenta.
Mecánicamente, el Norseman estaba equipado con un V8 HEMI de 5.4 litros capaz de erogar 235 caballos de potencia.
Diseño y tecnología bastante coherentes, considerando que se trataba de un auto experimental en su etapa de concepto.
¿Se recuperó?
El lugar del hundimiento del Andrea Doria, se convirtió en un lugar de buceo popular para los aficionados, pero fue hasta la década de 1990 que alguien intentó recuperar las joyas que quedaban en el barco.
Fue entonces que el buzo estadounidense, John Moyer, compró los derechos de salvamento del naufrago.
Realizó más de 100 inmersiones en el lugar, pero nunca encontró el automóvil.
Nunca fue reemplazado
Tras el hundimiento, Chrysler emitió un comunicado para informar que el desarrollo había costado más de 150 mil dólares y muchos, muchos meses de trabajo. Y, que a pesar de estar asegurado no volverían a fabricar el concepto.
Con los planos del auto, los ingenieros de Chrysler intentaron tomar algunas ideas del Norseman para integrarlas a algún nuevo proyecto, y así fue.
Algunos años más tarde, American Motors Corporation, marca filial de Chrysler, presentó el Rambler Marlin, con un techo inclinado hacia la cajuela muy similar al del Norseman.
El DeSoto de 1967, utilizó el mismo diseño de las luces que “el Titanic de los autos”