El Phantom existió en el mercado mexicano desde finales de la década de los ochenta y se fue a principios de los noventa. En ese periodo, puso a Chrysler en la cúspide del mercado nacional.
A finales de 1986, Chrysler no pasaba por un buen momento, de hecho, era urgente una transformación en sus diseños para conseguir un éxito de ventas.
La solución llegó de la mano de la plataforma K, una plataforma sobre la que estarían montados sus siguientes vehículos y que, además de accesible, era sobre todo versátil.
Así, de la mano de Lee Lacocca, aparecieron dos autos. El primero es el Shadow, un auto compacto disponible en carrocería de dos o cuatro puertas y con algunas versiones deportivas.
El segundo, y el protagonista de este artículo, el Phantom.
Un automóvil de dos puertas que transmitía perfectamente la nueva época de la marca y lo más importante, era un diseño exclusivo para México.
El desempeño del Phantom era realmente sobresaliente y la experiencia de manejo resultaba algo completamente nuevo para el público mexicano.
El Phantom tenía un motor 2.2 litros turbocargado que podía generar hasta 224 caballos de potencia. El mismo motor que se usaría con el Chrysler Spirit R/T.
El interior del Phantom era súper moderno, en todos los sentidos. Tenía un panel de instrumentos con computadora de viaje que se comunicaba con el conductor con el sistema EVA (Electronic Voice Alert)
Este sistema evaluaba la situación del auto e informaba la presión del aceite, nivel de gasolina, puertas abiertas, cinturones de seguridad sin ajustar y mucho más, todo por medio de voz.
Además de ser parte de la generación de autos que salvó a Chrysler de la bancarrota, el Phantom será recordado por ser uno de los modelos más emocionantes de México. En 1994, luego de siete años de éxito, fue retirado del mercado para dar paso a las nuevas generaciones de la marca.
