El 8 de diciembre se cumpe un año más del nacimiento del vocalista de la banda The Doors, Jim Morrison. Por eso es momento de recordar su emblemático Mustang GT 500 de 1967.
Nacido en California, integrante del desafortunado Club de los 27, Jim Morrison era fanático de los autos.
A finales de la década de los 60, Jim recibió un Mustang como un regalo de la casa discográfica Elektra Records, por el éxito del álbum “The Doors”.
Pero no cualquier Mustang, pues se trataba de un GT 500 con un enorme bloque V8 428 Police Interceptor capaz de entregar hasta 335 hp.
El interior tapizado con colores claros, y la carrocería azul oscuro, de ahí el nombre “Blue Lady”.
El auto sufrió las consecuencias de la vida alocada de El Rey Lagarto, y su destino es incierto, de hecho, existen dos historias del final del Pony car.
La primera
Cuenta que el auto fue abandonado por el mismo Morrison en pleno Sunset Boulevard, en Los Ángeles.
Luego de chocar contra un poste de teléfono, Jim se bajó para revisar los daños, pero en vez de pedir ayuda, decidió alejarse del lugar y continuar su noche de fiesta.
La mañana siguiente regresó para recuperar su Mustang, pero ya no estaba. Morrison jamás trató de averiguar qué fue de su auto.
La segunda
Tan creíble como la primera, considerando el estilo de vida del cantante.
Se dice que lo estacionó en el aeropuerto de L.A. mientras el grupo se encontraba de gira. Meses después, cuando regresó, el Mustang ya había sido remolcado y posiblemente vendido en alguna subasta pública.
El GT 500 fue bastante emblemático en la fugaz vida de Morrison. Antes de haberlo perdido, el auto fue utilizado en el tráiler de una película experimental que Jim pretendía dirigir e incliso protagonizar
Hasta la fecha la desaparición de Blue Lady sigue siendo un misterio. Probablemente nunca se sepa el paradero de un auto de gran importancia en la historia de la música.