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La noche en que nació “Satisfaction”

A mitad de la noche, Richards despertó con el riff en la cabeza, encendió la grabadora y lo materializó; esa fue la noche en que nació “Satisfaction”.

No hay nada más icónico en la carrera de los Stones que su tema “(I Can’t Get No) Satisfaction”, y no es para menos que actualmente siga figurando como una de las mejores canciones de la historia. Esta canción es la que nos reúne el día de hoy, hermanos y hermanas, pues es momento de darle una pequeña lookingbackeada y festejar un año más de su creación.

Era el lejano 1965 y los Rolling Stones se encontraban en la tercera de sus giras por Estados Unidos. Entre concierto y concierto, a nuestro buen Richards se le había ocurrido un sonido nuevo, lo tenía en la punta del pulgar y el índice con el que toma con fuerza la plumilla; sin embargo, no conseguía darle vida.

El nacimiento del famoso riff

El grupo se estaba hospedando en el hotel Fort Harrison de Florida, y caída la noche llego ese sonido como un momento de iluminación entre sueños, en ese instante, Richards repentinamente despertó, en breve encendió la grabadora, toco ese riff de guitarra y volvió a la cama, dejando como producto 2 minutos de una demo cuyo nombre aún no existía y otros 40 de ronquidos.

Una vez con el casete grabado, el nuevo sonido fue presentado al resto de los Stones; a Jagger le encantó inmediatamente y le escribió la letra, a Richards no terminaba de gustarle, pero por lo menos ya tenía una idea sobre un título: “(I Can’t Get No) Satisfaction”.

Una vez terminada la letra, que critica el consumo y el materialismo de Estados Unidos en los 60 (que no hay mucha diferencia con la de la actualidad), fue grabada una primera versión un 10 de mayo; en ésta, Brian Jones tocaba la harmónica, sin embargo esta no cuajó como debería, y fue re-grabada en los estudios de la RCA de Hollywood el 12 de mayo, siendo esta última versión la que conocemos hoy en día.

Una vez terminada fue lanzada como sencillo el día 6 de junio de ese año bajo el nombre de “(I Can’t Get No) Satisfaction”. El resto es historia, historia que ha quedado En Tu Memoria.

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Alberto Perea

Melómano por herencia; bailarín frustrado y con dos pies izquierdos; un vago sin remedio; escritor de dudosa calidad; redactor que olvida comas y acentos; baterista hasta cuatro compases; poetastro (de esos que apestan); cantante de regadera; director de cine y teatro en sus sueños; Pero eso si, a toda madre el vato.

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