El suspenso, el miedo, el horror, el terror psicológico es por excelencia uno de los sentimientos que rigen la psiquis humana, puede pasar el tiempo, avanzar la tecnología y ese instinto primario sigue siendo el mismo.
“Algunos filmes son trozos de vida. Los míos son trozos de pastel”. La vida misma es inspiración para cualquier tipo de historia que se desee construir, pero el miedo siempre será la reina a la hora de representar en cualquier escenario artístico cualquier pesadilla o situación que ocurre en la cotidianeidad.
El suspenso de Alfred Hitchcock, revolucionó el cine y dio una línea, que me atrevo a decir sigue vigente hasta el día de hoy. Es interesante los elementos base que usó para armar cada historia, como, por ejemplo: la trama entre el psicoanálisis, el misterio y la sexualidad, deja entre ver a grandes rasgos como funciona la mente psicopática, la mente de un codependiente y como se percibe a la víctima.
A nivel cinematográfico, el uso de encuadres para generar ansiedad y el montaje para dar cierto aire de misterio a la escena y determinó en cierta forma al cine moderno.
El maestro del ‘suspense’ tiene varias películas en su haber y todas han sido un éxito -sin exagerar- pero para la mayoría su ópera prima es ‘Psicosis’ y su recordado e icónico personaje Norman Bates.
La escena del baño que a más de uno le generó un trauma (incluida la actriz), mostró que no es necesario ser demasiado visceral para provocar un miedo profundo.
Psicosis es la fiel muestra que bien usados los elementos de los que se tienen conocimiento, más los miedos personales, pueden salir obras maestras que trascienden el tiempo.
“Estoy seguro de que a cualquiera le gusta un buen crimen, siempre que no sea la víctima”, esa empatía que logra conectar con la audiencia para explorar lo más recóndito de las psiquis enfermas hacen del maestro Hitchcock un experto en generar todo nivel de psicosis.