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Cuando mandábamos tarjetas de Navidad

Definitivamente, las tarjetas de Navidad, más que papel, son un vínculo con nuestro pasado.

Las tarjetas de Navidad, esas pequeñas obras de arte impresas en papel, han sido testigos silenciosos de incontables momentos festivos a lo largo de las décadas. En este viaje nostálgico, exploraremos la rica historia detrás de estas tarjetas, desde su origen en el siglo XIX hasta cómo han arraigado profundamente en nuestras vidas y recuerdos.

Una escena navideña que dio inicio a una tradición duradera

En 1843, Sir Henry Cole encargó a su amigo John Callcott Horsley la creación de una escena navideña para reproducirla en grabados a mano coloreados. Estas tarjetas, que originalmente tenían un propósito práctico de enviar saludos, pronto se convirtieron en una tradición anual. Los grabados coloreados a mano retrataban a una familia brindando por amigos ausentes, y el éxito fue tan rotundo que la tradición de enviar tarjetas de Navidad se consolidó.

Primera tarjeta navideña, solicitada por Sir Henry Cole.
Primera tarjeta navideña, solicitada por Sir Henry Cole.

Modelos y mensajes que contaban historias únicas

Mandar a hacer tarjetas de Navidad no solo era una tarea, sino un arte. La elección del modelo y la selección de mensajes preestablecidos añadían un toque personal a cada tarjeta. Ver el nombre de la familia impreso no solo era un detalle; era un acto de orgullo y amor, una forma de compartir felicidad con aquellos cercanos y lejanos.

Cómo las tarjetas cruzaron fronteras y se arraigaron en nuestra cultura

El fenómeno de las tarjetas de Navidad no se limitó a las fronteras del Reino Unido. Estas joyas impresas a mano encontraron su camino hacia México, donde las imprentas locales se convirtieron en el nuevo hogar de esta tradición. En aquellos lugares, las máquinas de impresión se volvieron cómplices de la magia que se estaba creando en cada tarjeta, y así, la tradición se arraigó profundamente en la cultura mexicana.

Tarjetas de Navidad Foto: kjschraa.
Foto: kjschraa.

La anticipación del envío y la alegría de recibir

El proceso meticuloso de enviar tarjetas de Navidad añadía una capa única de emoción a la temporada festiva. Desde colocar las tarjetas en los sobres hasta comprar timbres y depositarlas en el buzón, cada paso era un ritual lleno de esperanza y conexión. Estas tarjetas eran mensajeros de buenos deseos, llevando consigo la promesa de calentar los corazones de aquellos que las recibían.

Los recuerdos que resurgen

A medida que exploramos estantes polvorientos y abrimos cajitas que han estado guardadas durante años, nos encontramos con tesoros perdidos en el tiempo: nuestras tarjetas de Navidad. Más que simples pedazos de papel, son recuerdos vivos de risas compartidas, amor expresado y conexiones mantenidas. ¿Cuántos de nosotros aún conservamos algunas de estas joyas impresas?

Puesto de tarjetas de Navidad en Santo Domingo. Foto: Internet.
Puesto de tarjetas de Navidad en Santo Domingo. Foto: Internet.

Un llamado a la nostalgia y la reflexión

Este artículo es más que un relato; es un llamado a la nostalgia y la reflexión. ¿Qué emociones evocan las tarjetas de Navidad en tu memoria? ¿Guardas algunas de estas joyas en estantes olvidados? Comparte tus impresiones y revive con nosotros esos momentos especiales que las tarjetas de Navidad han preservado a lo largo de los años.

Tarjetas de Navidad
Plaza de Santo Domingo. Foto: Internet.

Que este viaje por el pasado nos inspire a apreciar aún más el valor de las tradiciones que conectan generaciones y a celebrar la magia perdurable de las tarjetas de Navidad. Estas no son solo piezas de papel; son un legado de amor, tradición y conexión que trasciende el tiempo.

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