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La historia de Luis Alfredo Garavito

Entre la realidad y la pesadilla: La inquietante historia de Luis Alfredo Garavito, un capítulo oscuro en la crónica criminal de Colombia.

En antiguas épocas se recurría a cuentos de terror para que los niños evitaran ir a ciertos lugares. Así como también se recurrían a dichas historias para poder explicar la maldad. Porque ya sea en los siglos pasados o en la actualidad, es difícil explicar cómo una persona puede ensañarse con tanta crueldad con alguien inocente y vulnerable. Es comprensible que en aquellas épocas se retratara a este tipo de delincuente como el de una bestia, el monstruo que surge en la complicidad de la noche. Porque solo un ser de este tipo es capaz de desatar tanta malicia y atrocidad.

En este mes damos rienda suelta al juego con nuestros peores temores y solemos disfrazarnos en ocasiones de nuestras peores pesadillas. Olvidando por un momento que afuera el terror siempre acecha y que es de carne y hueso, convierte el cuento en un brutal pasaje de la vida real.

Esta historia macabra tuvo un final el doce de octubre de este año, con el fallecimiento en un hospital en Valledupar (Colombia) de Luis Alfredo Garavito, quien fue catalogado por algunos medios como ‘el peor asesino de la historia’.

Luis Alfredo Garavito, conocido como "La bestia", se encontraba purgando una condena de 40 años de prisión.
Luis Alfredo Garavito, conocido como “La bestia”, se encontraba purgando una condena de 40 años de prisión.

En los años noventa, este hombre sembró el terror en más de once departamentos del país. Fue capturado el 22 de abril de 1999 y confesaría que hubo más de doscientas víctimas (infantes entre los 8 y 14 años). Haciendo ver en la población general que la imagen del psicópata, del asesino en serie, podía estar más cerca de lo que se imaginaba.

Su condena inicial fue de 1853 años, que luego se reduciría a 40 años, puesto que para la época esa era la pena máxima legal que se podía imponer. Cada cierto tiempo en la población se despertaba el temor de su liberación, porque como es bien sabido, un delincuente de este tipo no es apto para vivir en sociedad.

Hay muchos perfiles con trastorno de personalidad antisocial al acecho, con apariencia integrada a la sociedad, llevando una vida en apariencia normal: con familia, un trabajo estable… sin mostrar ningún signo externo que nos alerte, pero con una gran capacidad de manipulación y poder sobre su ambiente. Deshumanizando a su víctima para mostrar desprecio y superioridad hasta anular su voluntad.

Cabe recordar que no todo psicópata es un asesino y que no todo asesino es un psicópata. En su perfilamiento se tiene en cuenta también el factor genético y social (ambiente familiar).

Escribir una vez más sobre datos estadísticos, perfiles, modus operandi, exámenes médicos legales de las víctimas, es volver a leer lo mismo que han escrito muchos medios. Olvidando en el proceso a los cientos de fallecidos y enalteciendo con sus alias para el titular al victimario. Para seguir alimentando su egocentrismo y sus ganas de grandiosidad.

Este artículo tampoco pretende ahondar en el por qué. Hay tantas variables que me quedaría corta en la explicación. Pero sí pretende que las personas sean más conscientes de algunos peligros para que estén alertas y así puedan protegerse a sí mismas y a los suyos.

El terror debe quedarse en la ficción, no en nuestras vidas.

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