Los “hábitos saludables” no se encuentran en la vida de estos tres rockeros. Sexo, drogas y rock and roll es el lema que se han tomado muy en serio e inexplicablemente, a pesar de sus excesos siguen con vida.
Keith Richards
Considerado como el cuarto mejor guitarrista del mundo según la revista Rolling Stone, Keith Richards es un modelo de excesos y desenfreno. Adicto a la heroína, mariguana, cocaína y LSD. Apareció en su momento, en la lista de rockeros que morirían jóvenes, pero aquella predicción forma parte del pasado.
Compositor, guitarrista, vocalista – incluso actor y escritor- formó en la década de los 60 junto a Mick Jagger y Charlie Watts una de las bandas más importantes de todos los tiempos: The Rolling Stones.
Amante del Jack Daniels, a los 40 años deja la heroína y a los 62 la cocaína. Ha sido objeto de estudio para muchos médicos británicos que afirman “tiene un cuerpo único”, ya que entre sus contemporáneos en iguales condiciones, no han vivido para contarlo.
Richards atribuye su larga vida a que ha sido “cauteloso” con las drogas, solo utilizándolas para colocarlo y no para perder el control.
Bob Dylan
Músico, cantante y poeta, aclamado por ser la voz del pueblo a través de sus canciones de protesta, obtuvo el Premio Nobel de Literatura 2016.
Confesó su adicción a la heroína en la década de los 60. Se asegura que Dylan inició a los Beatles en el cannabis, una sustancia que a su vez ellos popularizaron.
Siempre se dijo que su vida pendía de un hilo, se le equiparó en su momento a James Dean, debido a un accidente de motocicleta que sufrió en Woodstock, el 29 de julio de 1966, Sin embargo, y a diferencia del ícono del cine, Bob Dylan tuvo como resultado algunas contusiones, vértebras rotas y un collarín que lo mantuvieron alejado de los escenarios alrededor de un año.
Hasta la fecha, ha estado llevando una vida a prueba de todo, demostrando que puede seguir haciendo lo que le de la gana.
Ozzy Osbourne
Compositor británico de heavy metal con una carrera de más de cuarenta años y líder de Black Sabbath, es un rockstar que ha sobrevivido a largos años de drogas, sexo y alcohol.
En 2010 accedió a participar en un proyecto que analizó todo su código genético. El resultado fue que Osbourne posee una resistencia natural a sustancias como la cocaína, mariguana y alcohol.
En 2016 se sometió a una intensa terapia por su adicción al sexo, problema que ha provocado un tambaleo matrimonial con Sharon Osbourne. Por si esto fuera poco, el cantante no puede vivir sin sus cereales ‘Sugar Puffs’. Tanto es así que los importa desde Reino Unido. No dudemos que dentro de poco lo veremos ingresar en una clínica de desintoxicación para curar su adicción al azúcar.