No cualquiera es un contador de historias y no cualquiera es digno de ostentar tal título, y Fernando Gaitán lo fue.
Fernando Gaitán, un contador de historias que hurga en el imaginario echando mano de la realidad cruda y que juega magistralmente con el sarcasmo y la tragedia, nace cada mil años.
Puede que esté exagerando con esa estadística mal hecha, pero viendo como se cuentan historias en la televisión actual, se puede decir que los contadores de historias fue un cuento de ayer.
Este artículo es un homenaje a uno de los grandes contadores de historias que vio nacer mi país: don Fernando Gaitán que, como ironía o tal vez profeta de su propio destino que quien dijera hace tiempo que, si pudiera escoger una manera de morir, sería de un paro fulminante. Murió de un infarto el 29 de enero de 2019.
Es un homenaje a su talante, arte y talento porque no cualquiera escribe historias que identifican a un pueblo, también que conquistan y que son reconocidas a nivel mundial.
Logró paralizar con sus producciones, porque hasta por radio fueron emitidas para no perderse ni un capítulo y en este eterno Macondo, todos tenían algo que decir y que discutir conforme avanzaban las historias.
Muchos libretos escribió don Fernando, pero estos son los que se destacan y gran amor le tenemos los colombianos no solo porque representaban a la Colombia cotidiana, sino también porque no se utilizó la fórmula de la violencia y el narcotráfico:
“Café con Aroma de Mujer” y “Yo soy Betty, la Fea”, fueron novelas magistralmente escritas, magistralmente dirigidas y magistralmente actuadas. Es inolvidable la fotografía de “Café con Aroma de Mujer”, esos hermosos paisajes del eje cafetero, mostrando como protagonista a una mujer de armas tomar y que enaltece la labor del recolector de café, la labor de la chapolera, el aroma de mi país.
“Yo soy Betty, la fea”, fue la muestra que la heroína de una novela no necesariamente tiene que ser bella… ella, Betty, la mujer inteligente con una capacidad increíble de burlarse de sí misma, porque eso sí, colombiano que se respete sabe hacer de la tragedia una comedía porque al mal tiempo buena cara.
Fernando Gaitán fue uno de los mejores contadores de historias que tuvo este país, que demuestra que no es necesario replicar una y otra vez la ya desgastada ‘narconovela’ para tener audiencia; basta con tener un gran imaginario y sobre todo saber observar la cotidianeidad, para engalanar con buena narrativa la televisión.