“Et in Arcadia Ego, part 1” es el epílogo en dos partes de esta primera temporada de Star Trek: Picard. La aventura parece llegar a su fin, pero traerá un nuevo comienzo.
Antes de adentrarnos en el análisis y crítica de este epílogo, te recomendamos revisar los episodios anteriores y los análisis para comprender mejor la trama.
- Episodio 1: “Remembrance”
- Episodio 2: “Maps and Legends”
- Episodio 3: “The End of the Beginning”
- Episodio 4: “Absolute Candor”
- Episodio 5: “Stardust City Rag”
- Episodio 6: “Impossible Box”
- Episodio 7: “Nepenthe”
- Episodio 8: “Broken Places”
Origen de Arcadia
El título del episodio hace referencia a “Arcadia”, que era una antigua región de Grecia en honor al héroe griego Arcas.
Arcadia fue concebida por la literatura y la pintura como una región de gran abundancia y felicidad, conjugada por una armonía y dicha entre todos los seres habitantes de ahí.
Aunque en realidad era todo lo contrario, es por eso que los poetas y pintores decidieron ubicar sus poesías en la región de Sicilia en vez de Arcadia, por lo que Arcadia quedó como una región utópica, refiriéndose a un pasado promisorio, feliz e inalcanzable.
Para poner en contexto la frase, hay un cuadro de Guercino con el mismo título, que en traducción sería “Y en Arcadia también estoy”, se dice que fue la frase que pronunció la muerte.
Los árcades han sido considerados los habitantes más felices. Sin embargo, aún en Arcadia se encuentra la muerte, lo que significa que aunque haya felicidad, la muerte es inminente e inevitable.
“Et In Arcadia Ego”
Como en la frase, la muerte acecha a cada personaje, y es que a partir de este episodio, todo parece una amenaza o un destino trágico.
Y no es para menos, hay dos cosas que parecen cumplir con una extinción masiva de los habitantes, no solo la amenaza romulana, sino también de los propios sintéticos que prometen guerra.
Además, Picard se enfrenta constantemente a su pasado, sus pecados y errores que intenta remediar evitando la destrucción de la raza orgánica, pero no puede evitar un destino que parece inevitable.
Epílogo, primera parte
Al final, parece que la profecía en los recuerdos implantados en Soji y que la Doctora Jurati pudo visualizar se puede cumplir de acuerdo a los planes de Sutra, una de las creaciones de Maddox y otra sintética más.
Lo sorprendente es el reencuentro de Data (Brent Spinner) y Picard (Patrick Stewart), un momento nostálgico y cálido para los amantes de la serie y de todo el universo de Star Trek.
A pesar de los conflictos de identidad, personalidades disímiles que aprenden a convivir, sentimientos de culpa y la necesidad de redención, son temas que van encontrando un cauce y la forma de culminar.
Para complementar ese caudal de emociones y culpas, muchos sienten en ese destino inminente y trágico la necesidad de ser artífices de una victoria a costa de su propio sacrificio, porque en todos hay un pasado que expiar.
La redención o la venganza… J. L. Picard quizá deba enfrentar las dos.
Es entonces que se generan las dudas morales. Algunos, como Picard, se adhieren más a sus propios principios, pero otros encuentran en esas acciones las señales para exterminar a los orgánicos y, al igual que los romulanos, la necesidad de liberarse de los sintéticos.
Por el final, empezamos a ver la deliberación y toma de decisiones que parecen equivocadas o extremistas. Pero cada quien debe pensar en su propia supervivencia, es como una especie de ley de la selva intergaláctica: sobrevivir siendo el más fuerte, preservar la raza y vencer.
La moneda está en el aire, ahora más que nunca, y en el epílogo final en la segunda parte, quizá todas las interrogantes tengan un punto definitivo o quizá se abra una interrogante más grande.
¿Qué desembocará en una nueva temporada con todo este caos que va a quedar suspendido por tantos dilemas y acciones cuestionables?