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Anora | Review

“Anora” explora la soledad, el amor y los excesos en un drama inolvidable dirigido por Sean Baker.

Recientemente se estrenó en cines la película “Anora”, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes 2024. Es una película cuyo teaser me apareció en los anuncios de Prime Video. La premisa principal sonaba muy interesante: un matrimonio falso, un fraude y una juventud recién casada que debe imponerse ante su familia armenia. Esta historia te hace preguntarte: ¿por qué un matrimonio falso? ¿Fraude? ¿Familia?

Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en Anora (2024). Foto: Neon.
Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en “Anora” (2024). Foto: Neon.

“Anora”, dirigida por Sean Baker, conocido por Tangerine y The Florida Project, nos trae en esta ocasión una película explícita que explora la sexualidad y la vida nocturna de Nueva York desde la perspectiva de la juventud y el despilfarro. Protagonizada por Mikey Madison (Once Upon a Time in Hollywood), la cinta aborda temas profundamente humanos.

Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en "Anora" (2024). Foto: Neon.
Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en “Anora” (2024). Foto: Neon.

La premisa de Anora: Entre el cuento de hadas y la tragedia

La trama sigue a Ani, una inmigrante rusa que se dedica a la prostitución en un bar de Nueva York. Sin embargo, su monótona y solitaria rutina da un giro inesperado cuando se encuentra dentro de lo que parece un cuento de hadas. Una especie de Cinderella, pero más cercana a la moderna Pretty Woman, aunque sin su encanto y carisma. “Anora” es más sombría y trágica, con un enfoque expresionista e intimista que contrasta con la magia de Julia Roberts. Como dijo The Boston Globe: en lugar de una Pretty Woman, “Anora” es una Gritty Woman.

"Anora" (2024). Foto: Neon.
“Anora” (2024). Foto: Neon.

El estilo único de Sean Baker

El trabajo de Sean Baker se caracteriza por acercar al espectador a la vulnerabilidad e intimidad de sus personajes. Logra un balance entre tragedia y comedia con una riqueza fotográfica que complementa la narrativa. Sus personajes son profundamente humanos: reales, vulnerables y llenos de defectos y virtudes, incluso en ambientes que pueden parecer surrealistas.

A través de estos personajes, Baker nos lleva a reflexionar sobre temas morales y sexuales, guiándonos entre un infierno y un paraíso emocional. Como espectadores, somos quienes juzgamos sus acciones y encontramos nuestras propias confesiones en el proceso.

¿Por qué hacen lo que hacen?
¿Hay villanos en esta historia?

"Mikey Madison" in Anora (2024). Foto: Neon.
“Mikey Madison” en “Anora” (2024). Foto: Neon.

La película no explica todo, sino que deja preguntas abiertas. Ani, la protagonista, se cuestiona constantemente, y esa confusión también se convierte en la nuestra. Sabemos que algo está mal, aunque no podemos identificar exactamente qué. El ambiente gélido de las calles de Nueva York deja de ser un sueño y se transforma en algo turbio y confuso.

La vida de Ani cambia radicalmente cuando, durante una noche de trabajo, conoce a Vanya, un millonario armenio que despilfarra dinero, disfruta de los excesos y se siente atraído por ella. Lo que empieza como una relación salvaje y breve escala rápidamente hasta que deciden casarse en Las Vegas.

"Anora" (2024). Foto: Neon.
“Anora” (2024). Foto: Neon.

A partir de ese punto, la historia toma un giro más cómico y caótico. Vanya es impulsivo y sin rumbo, y ambos personajes parecen perdidos, como las calles que recorren en busca de diversión. Baker plantea una pregunta clave: ¿qué sucede cuando dos personas sin rumbo se encuentran? Esta exploración es uno de los aspectos más hermosos de la primera mitad de la cinta.

Ani se convierte en la musa poética de Vanya, su Cinderella, y representa la bendición que él cree haber recibido en Estados Unidos. Sin embargo, Vanya no pretende regresar a Rusia, y su decisión de casarse con una escort provoca un caos familiar, encabezado por Toros, un sacerdote que controla los negocios de la familia en Estados Unidos.

Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en "Anora" (2024). Foto: Neon.
Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en “Anora” (2024). Foto: Neon.

Ani, atrapada entre su pasado y presente, regresa a las calles en busca de lo que ha perdido, aunque siempre estuvo perdida. En un momento íntimo, Ani nos sumerge en su historia, revelando una mezcla de rebeldía, furia interna y una súbita sumisión ante el lujo y el deseo. Su búsqueda constante parece más sobre encontrarse a sí misma que cualquier otra cosa.

Fotografía que cuenta una historia

La fotografía de “Anora” sorprende al reflejar la soledad de sus personajes, resaltando su fragilidad y distancia emocional. Una escena en la que Ani observa la nieve desde una ventana encapsula la vulnerabilidad que la define.

"Mikey Madison" en "Anora" (2024). Foto: Neon.
“Mikey Madison” en “Anora” (2024). Foto: Neon.

¿Por qué ver Anora?

“Anora” no es una película para todos. Sean Baker se centra en explorar emociones profundas y cómo estas desencadenan el caos. A través de las calles de Nueva York, los excesos del alcohol y el sexo, Baker crea una atmósfera vertiginosa y agotadora, que resalta la monotonía de estos excesos.

Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en "Anora" (2024). Foto: Neon.
Mark Eydelshteyn y Mikey Madison en “Anora” (2024). Foto: Neon.

El final de la película es desgarrador. Una escena en un día nevado concentra todas las emociones de la cinta: una mezcla de intimidad y distanciamiento emocional. Ani, rota y derrotada, encuentra en Igor a alguien que la comprende, aunque él sea tan vacío y frío como el clima de fondo. En ese estado de vulnerabilidad, Baker nos recuerda que el cuento de hadas terminó, y que a veces, la miseria solo encuentra consuelo en compañía.

Calificación: 6.5/10

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