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Aron Ralston, el hombre que se quitó un brazo para no morir de hambre

Después de pasar cinco días atrapado, Aron Ralston tuvo que amputarse la mano para no morir de hambre y regresar con su familia.

Aron Ralston era un hombre tan común y corriente como tú o como yo; tenía una vida como la de cualquier otro mortal, hasta que decidió, con una enorme convicción, dedicarse al alpinismo. En 2002 dejó su trabajo como ingeniero mecánico en la empresa Intel, una compañía ya consolidada en su ramo.

Aron Ralston
Aron Ralston. Foto: Washington and Lee University.

Sin embargo, y como ya sabemos, la vida no es siempre miel sobre hojuelas, y el anonimato de este hombre dejaría de existir, y no por haber roto un récord del menor tiempo subiendo al Everest, mucho menos por haber bajado en rappel por el Mississippi; el mundo lo conoció por auto mutilarse el antebrazo derecho, sin anestesia y con una navaja sin filo.

Según se sabe, fue un día de mayo del no tan lejano 2003 cuando el mal karma le jugaría sucio a Aron Ralston al practicar su deporte favorito en el cañón de Blue John, en Utah. Una enorme roca que cayó aplastaría su antebrazo derecho contra la pared del cañón, dejándolo atrapado y sin ningún tipo de ayuda a la mano, por decirlo de alguna manera. Nuestro buen amigo no llevaba su teléfono ni avisó a nadie que estaría fuera de casa, por lo que se quedó ahí varado, únicamente con una cantimplora llena de agua que le ayudó a sobrevivir 127 horas sin alimento, entre sorbo y sorbo.

Habiéndosele acabado el líquido y sin saber qué hacer, Aron solamente pudo grabar sus datos en la roca arenosa del cañón, que iban desde su nombre, su fecha de nacimiento y su posible fecha de muerte, además de grabar un video despidiéndose de su familia, mentalizándose de que ahí terminaría todo.

Bien dicen que el hambre todo lo puede, y yo creo que eso fue lo que le ocurrió a este hombre, pues más tardó en despedirse que en armarse de valor al ver que sí terminaría ahí, para tomar entre sus cosas una navaja multiusos, la cual ni tenía filo, para proceder a una amputación autoasistida, sin ningún tipo de anestesia.

Una vez libre, y sin su extremidad, procedió a recorrer el camino de regreso a su auto, pero la deshidratación era tal que le costaba incluso caminar sin caerse al suelo. Fue hasta entonces que una familia le encontró, le alimentó y ayudó, advirtiendo a las autoridades, quienes llegaron tiempo después en helicóptero para trasladarlo a un hospital.

Tiempo después, este hombre sería conocido por el mundo entero gracias a su desventura, llegando a documentar los sucesos vividos para un programa que transmitió NBC pasados unos meses y consiguiéndole ese mismo año el reconocimiento como el hombre del año por revistas como Vanity Fair y GQ, además de haber sido entrevistado por personalidades como David Letterman y Ellen DeGeneres.

La tragedia de Aron Ralston se llevó al cine en una cinta protagonizada por James Franco.
La tragedia de Aron Ralston se llevó al cine en una cinta protagonizada por James Franco. Foto: Fox Searchlight Pictures.

Su historia también llegó al cine con la cinta “127 horas”, dirigida por Danny Boyle, protagonizada por James Franco y estrenada en 2010.

La historia de Aron Ralston es un testimonio impactante de supervivencia y valentía. Su trágica experiencia en el cañón de Blue John lo llevó al límite, obligándolo a tomar una decisión desesperada para salvar su vida. A través de su increíble determinación y coraje, logró liberarse y regresar a su familia. Su historia ha dejado una huella imborrable, siendo reconocido como un símbolo de inspiración y superación.

Aron Ralston nos recuerda que, incluso en los momentos más oscuros, podemos encontrar la fuerza para seguir adelante. Su legado perdurará como un recordatorio de la resiliencia humana y el poder de la voluntad inquebrantable.

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Alberto Perea

Melómano por herencia; bailarín frustrado y con dos pies izquierdos; un vago sin remedio; escritor de dudosa calidad; redactor que olvida comas y acentos; baterista hasta cuatro compases; poetastro (de esos que apestan); cantante de regadera; director de cine y teatro en sus sueños; Pero eso si, a toda madre el vato.

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