La cultura Wayúu es el pueblo indígena más numeroso que constituye una parte importante de la historia e identidad de Colombia y habita en la península de la Guajira.
En esta cultura, los roles de los hombres y las mujeres están definidos: “La mujer se encuentra asociada a la tierra, como protectora y creadora de vida, y los hombres, representan a Juyá, el padre lluvia, por lo cual desde pequeños los orientamos hacia lo que serán desde nuestra cultura más adelante”.
![Pájaros de Verano 1 Pájaros de Verano](https://lookingback.com.mx/wp-content/uploads/2018/09/Pajaros-de-verano_1.jpg)
Las creencias, la cosmovisión y los sueños es significativo y respetado para los wayúu, pues a través de los sueños hay una relación del más allá con el más acá, son un puente de comunicación.
![Pájaros de Verano 2 Pájaros de Verano](https://lookingback.com.mx/wp-content/uploads/2018/09/Pajaros-de-verano_2.jpg)
La figura de ‘El Palabrero’ (pütchipü’üi), tiene bastante peso para esta etnia, pues son personas que intervienen en los conflictos que hay entre los clanes, su figura es similar a la de un diplomático, son muy respetados porque se destacan por sus virtudes en el plano ético y moral, pues, “su sistema normativo comprende un conjunto de principios, procedimientos y ritos que rigen la conducta social y espiritual de la comunidad. Inspirados en principios de reparación y compensación” y precisamente los palabreros son los que tienen la autoridad moral para aplicarlo.
![Pájaros de Verano 3 Pájaros de Verano](https://lookingback.com.mx/wp-content/uploads/2018/09/Pajaros-de-verano_3.jpg)
La película colombiana ‘Pájaros de Verano’ toma como base esta cultura para narrar una historia en torno a la tragedia, traición y venganza. Trata de una familia wayúu que vive las consecuencias del choque entre la ambición y el honor (para esta comunidad, el honor lo es todo) y se centra en la bonanza ‘marimbera’ que marcaría al país por décadas. -Esta bonanza se dio en Magdalena, Cesar y Guajira, la mafia gringa modernizó los cultivos y el negocio de marihuana entre los años 1976 a 1985, aprovechando la crisis de los cultivos de algodón de la zona-.
Ciro Guerra y Cristina Gallego, cuentan una historia que estaba en silencio, una realidad olvidada, como el poder y las ansías por el dinero lo corrompe todo, es rememorar a la Colombia que cayó en el abismo, es recordar nuestras raíces que a pesar de todo siguen vivas y fuertes… es no repetir el capítulo negro, cuyas huellas aún pesan.