“Detrás de la Montaña”, es una cinta mexicana del 2018. Ópera prima del también guionista y director, David R. Romay.
Nominada como mejor largometraje en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara y ganadora a mejor Película en el Lleida Latin-American Film Festival en sus respectivas ediciones del 2019.
Áspera, austera, íntima y desgarradora que trata de explorar un tema sensible desde una mirada ordinaria, por lo tanto, honesta y destructiva.
Un retrato sobre relaciones fracturadas
Las relaciones personales entre padres e hijos han sido estudiadas desde la pintura. Desde un punto de vista psicológico, sociológico, incluso patológico o filosófico.
Pinturas como Saturno devorando a su hijo tanto el de Rubens o el de Goya.
Relaciones personales estudiadas sobre todo en la literatura y claro en el cine (“Being Flynn” adaptación de la obra autobiográfica de Nick Flynn Another Bullshit Night in Suck City, “The Father”, recientemente producida por Netflix) relaciones padre e hijo que también abarcan cintas animadas como en “El Rey León” de 1994.
En “The End Of Love”, película de Mark Webber, las relaciones personales se degradan hasta la culminación de una ausencia moral y espiritual.
Soffia Coppola hace un retrato más humano en “Somewhere”, centrada en la incertidumbre de la paternidad y su aceptación irremediable.
En “Like Father”, la directora Lauren Miller explora la ausencia de un padre y su reinserción en la vida de su protagonista varias décadas después.
Aunque también hay relaciones de padre-hijo que buscan la redención y la empatía (“Nebraska” de Alexader Payne) o que provocan la felicidad a costa de lo que sea (“The Barbarian Invasions”).
Western metódico y salvaje
En “Detrás de la montaña”, el novel director David R. Romay explora también las relaciones entre padre e hijo, pero desde una perspectiva ordinaria y sin pretensiones, haciendo un retrato personal e íntimo sobre el peso de una ausencia en la vida de Miguel (Benny Emmanuel). Como cualquier capitalino lleva una vida monótona como trabajador en un escritorio público.
Su rutina cambia radicalmente al enterarse de una tragedia familiar. Su propia madre se ha suicidado al saberse en etapa terminal de una enfermedad incurable.
Es aquí que a través de la futilidad, de un vacío agotador, se enfrenta a un viaje en plena desolación del desierto de Chihuahua en busca de su padre, quien lo abandonó en la sala de maternidad.
Sin su madre y sin un padre, enfrenta un vacío que a lo largo del trayecto y aún cuando llega a su destino, ese desierto parece una larga metáfora de lo desconocido y lo desolado que él mismo repudia, pero sin forma de remediarlo.
Una desolación exquisita y elegante como en los mejores westerns.
Un relato conmovedor y realista sobre las ausencia, cómo se carga un vacío emocional, cómo se puede vivir sin una meta en la vida más que un rencor solitario que lo motiva.
Destaca la fotografía de Kenneth Lonergan, que le proporciona una magia idílica y onírica, muy cercana a una intimidad cálida que pretende destacar por encima de la soledad fría.
El dilema de Beckett
“Detrás de la Montaña” es un drama rural, melancólico, familiar y a su vez una mirada al interior un hijo. Es un grito de necesidad de redención y expiación.
La naturalidad de un retrato sutil y preciso, el desarrollo de una venganza en base a un rencor del pasado, se desvela como un plan que hasta cierto punto es creíble y a la vez justificado por el espectador.
Aunque finalmente su plan exhibe una fragilidad emocional y una inocencia que le impide llevar a cabo su venganza.
En un aislamiento voluntario, persiste en un desierto físico y emocional, más bien existencia, ya que Miguel se expone ante un desconocido paisaje, todo lo es ajeno, hasta sí mismo y sus emociones que son variables y desconoce todo.
Como en un dilema de Beckett, donde todo constituye una inacción y como en “La Trilogía” persigue la nada y el vacío. Si bien Beckett en su complicidad con la ausencia, donde personajes principales se ven reducidos a imágenes vacías que ocupan espacios ínfimos.
Más allá de la última escena violenta, cuando Miguel se enfrenta a su Padre, ninguna de sus acciones cambian el curso de su vida, ya que son irrelevantes sus decisiones, es ahí donde lo absurdo de su composición se reduce al silencio, el vacío y la nada.
Sin concluir. A pesar de que el último trayecto de ambos es paradójicamente el primero que realizan juntos, sin expiación, sin redención y mucho menos de cobrar venganza.
“Detrás de la montaña” es una cinta fascinante, la película es dedicada y desgarradora, exhibe la fragilidad de la ausencia, todo lo que nos puede afectar la falta de relaciones con su padre y como la obra se sostiene por el silencio y la naturalidad.
