Aquellos tiempos en los que de niños coleccionamos tantas cosas; coches para armar, bustos, avioncitos, figuritas, tazos, cilindros, álbumes completos, estampas, hasta corcholatas con las banderas de los países participantes de un mundial, entre otras cosas. Así las colecciones de dulces, papitas y botanas
¡Ay, aquellos tiempos en los que éramos unos chavitos coleccionistas empedernidos! ¿Recuerdan aquellos días llenos de emoción y ansiedad por abrir el paquete de papitas, chicharrones o pastelitos y encontrar qué sorpresa traía dentro? Yo sí, y vaya que era una aventura.
Los años setenta y ochenta fueron testigos de una explosión de botanas y golosinas en el mercado, el súper y las tienditas, pero lo que realmente nos llamaba la atención eran las colecciones que traían consigo. ¡Era como encontrar un tesoro escondido!
Se trataba de las papas, los chicharrones, los Churrumais, y también estaban los pastelitos, aquellos que tenían un delicioso sabor, que, por cierto, ya no saben tan ricos como antes. ¿Están de acuerdo conmigo?
En esos productos había sorpresas increíbles, que hasta la fecha las recordamos, y se trataba de artículos que podías coleccionar, que juntabas y que presumías con los demás.
Había de todo tipo; coches para armar, aviones, figuritas de animales, de Disney, changuitos que ibas juntando hasta formar una larga hilera.
Pero no nos engañemos, no todas las colecciones eran iguales, había algunas que eran más cotizadas que otras. Por ejemplo, recuerdo con nostalgia aquella serie de coches para armar que salió en los Twinky Wonder, competencia de los Submarinos. ¡Era lo máximo armarlos y jugar a carreras con los amigos!
También estaban las figuritas de animales y personajes de Disney, que eran tan lindas que querías tenerlas todas y formar una gran colección. Y, por supuesto, los bustos de plástico de personajes históricos que venían en los Sabritones eran como pequeños tesoros que cuidábamos con recelo y exhibíamos en nuestras habitaciones como trofeos.
Pero no todo era felicidad, porque muchas veces no podíamos comprar todo lo que queríamos. Las mamás, siempre preocupadas por nuestra salud, nos advertían que no comiéramos tantos pastelitos o papas, pero qué importaba, ¡lo importante era tener la colección completa!
Otra de las que salió fue una colección de ositos Bimbo, y como estaban blancos los osos, podías hasta pintarlos; esa obviamente era en productos Bimbo.
Y les cuento que también Sabritas tenía sus colecciones, que triunfaron mucho, entre ellas, y seguramente, la que más pego, fue la de los bustos de plástico, de personajes históricos.
Esta venía en los Sabritones principalmente; y sí eran los grandes, hasta podías encontrar dos bustos, y obviamente, te ponías mucho muy feliz.
Aquí había bustos blancos, que eran como los más normales, pero te podías encontrar con el dorado, que era, encontrarte la aguja en el pajar, pues era el codiciado.
Los bustos los colocabas en tu librero, o en alguna mesa especial, pues eran como pequeños trofeos; era fantástica esa colección, a mí me encantó.
Así como las hubo en las botanas y en los pastelitos, también tenemos otras en los cereales, espero las recuerden.
Y, ¿qué tal aquella calculadora que venía en los Corn Flakes? ¡Era una maravilla! Todos queríamos tenerla y presumirla en la escuela como si fuera una gran hazaña. ¡Ay, qué tiempos aquellos!
Hoy en día, hay muchas nuevas colecciones de dulces, papitas y botanas, como los Pepsilindros, los álbumes de Coca-Cola y los Tazos de Sabritas, pero ninguna es como aquellas que coleccionábamos de niños. ¡Qué recuerdos tan hermosos y divertidos! Si tan solo pudiéramos volver atrás en el tiempo y revivir esas épocas de coleccionismo y aventuras.
¿Tuviste alguna de estas colecciones de dulces, papitas y botanas? ¿Aún las consevas?
Te invito a ver el programa de Looking Back donde platicamos sobre lo que solíamos coleccionar.