Durante nuestra infancia, las bebidas refrescantes nos alegraban el paladar en todo momento.
¡Hola, amigo nostálgico! ¿Te acuerdas de esos tiempos en los que las bebidas refrescantes eran como un tesoro y solo las veías en fiestas y eventos especiales? ¡Qué tiempos aquellos! Pero luego llegaron los polvitos mágicos que convertían el agua en una deliciosa bebida con sabor a tu infancia. ¡Vaya invento!
Y hablando de inventos, ¿recuerdan el Tang de naranja? ¡Era todo un clásico! ¿O eras más de Kool-Aid? ¡No importa! Lo que sí importa es que esas bebidas llenas de sabor y azúcar eran la sensación en cada tarde de verano. Era la época en la que los niños éramos felices con poco y una botella de Tang o una jarra de Kool-Aid era suficiente para hacernos sentir como reyes.
Kool-Aid
¿Sabías que Kool-Aid es más antiguo que Tang? ¡Sí, así como lo oyes! El primer Kool-Aid fue inventado en 1927 por Edwin Perkins, quien trabajaba para Kraft Foods, ¡y se convirtió en el refresco oficial de Nebraska! ¡Qué orgullo!
Y, como era de esperarse, se crearon campañas publicitarias para promocionar este delicioso brebaje. ¿Te acuerdas de aquellos comerciales en los que preparábamos el Kool-Aid en una jarra? ¡Eran todo un clásico! Y ni hablar de los sobres que venían con una jarra y vasitos, ¡era como tener tu propia cantina en casa!
Pero lo que realmente importaba eran los sabores y colores. ¡Había de todo! Desde el clásico sabor a frutas hasta los más atrevidos y creativos. Y, si alguna vez probaste Kool-Aid como golosina, ¡entonces sabes de lo que hablo! Te dejaba los dedos manchados y la lengua toda pintada, ¡pero valía la pena!
Y no podíamos olvidar los comerciales con sus canciones pegajosas que te hacían recordar el polvito y querer volver a probarlo una y otra vez. ¡Cada comida era una nueva experiencia de sabor! Eso sí, había que agregarle azúcar al sobre para preparar dos litros de agua de sabor, ¡pero valía la pena el esfuerzo!
Tang
¡Tang, la bebida de los astronautas y de nuestra infancia! ¿Quién no recuerda ese delicioso sabor a naranja que nos hacía sentir como si estuviéramos flotando en el espacio?
De hecho, Tang fue creada especialmente para el astronauta John Glenn en 1962 y rápidamente se convirtió en la bebida de elección para los vuelos espaciales. ¡Imagínate tomar un sorbo de Tang mientras flotas en la gravedad cero!
Pero no solo los astronautas disfrutaban de esta bebida celestial. Los niños de todo el mundo se enamoraron de su sabor a naranja, y pronto aparecieron otros sabores para satisfacer nuestras papilas gustativas curiosas.
Sí, es cierto que el granulado de la bebida se mejoró para que no manchara tanto nuestros dedos, pero ¿qué niño no disfrutaba de la emoción de ver sus dedos y lengua manchados de naranja?
Y hablemos de esos comerciales que se han quedado grabados en nuestra memoria colectiva. ¿Quién no recuerda a Jaime y su respuesta ingeniosa a la frase “Jaime, el niño tiene sed”? ¡No se lo merece!
Los comerciales de Tang siempre nos hacían sentir como si estuviéramos en una aventura emocionante, donde cada sorbo de Tang nos llevaba a lugares increíbles. Y por supuesto, las jarras de Tang en los comerciales nos hacían desear tener una en nuestra propia casa.
Aunque el agua de limón natural era una opción más común para llevar a la escuela, todos sabíamos que el verdadero premio era un paquete de Tang. Porque con Tang en tu lonchera, cualquier día escolar podía convertirse en un día de aventuras espaciales.
Así que levantemos nuestras jarras (o vasos) de Tang y brindemos por los buenos tiempos, por las aventuras en el espacio y por el sabor naranja que siempre tendrá un lugar especial en nuestros corazones (y en nuestros recuerdos de infancia). ¡Salud!
Buenos tiempos del sabor
Así que, amigo mío, si alguna vez te sientes nostálgico, solo recuerda aquellos tiempos en los que las bebidas refrescantes eran sinónimo de felicidad y el Tang y el Kool-Aid eran los reyes indiscutibles del sabor.
Ahora platícame tú, ¿cuál de estas dos bebidas o alguna otra estaba en tu casa y la tenían ya preparada para la hora de la comida y la disfrutaban en compañía de padres y hermanos. ¡Salud por los buenos tiempos!
