Después de una espera de 3 años, se estrenó este fin de semana la segunda parte de Duna, dirigida por Denis Villeneuve y basada en la novela de ciencia ficción de Frank Herbert publicada en 1965. ¿Quedaste esperando esta segunda parte? Te decimos si vale la pena verla.
Aquí la reseña de Duna: Parte Uno.
La ventaja y desventaja del director Denis Villeneuve es su talento para la fotografía. Es un excelente comunicador de imágenes preciosas y de escenarios diseñados con armonía exquisita.
Pero cuando la película solamente se sostiene por un bombardeo constante de la cámara, de colores y sonidos que nos distraen de la verdadera esencia, la trama, significa que todo es artificial, estético y vacío.
La cinta es bonita, la producción es espectacular, pero falta mucha historia por desarrollar. De ser un drama galáctico con problemas de corrupción, poder, división y revueltas, se reduce a una rebelión de amor entre el protagonista (Timothee Chalamet) Paul Atreides y (Zendaya) Chani.
Relegando el contexto de la obra original a una adaptación más bien caprichosa de Villeneuve para presumir su impresionismo cinematográfico y colorido.
¿De qué trata Duna?
Para contextualizar lo abundante de la obra, puede ser comparada como esos viajes míticos del protagonista desde su tierra hasta un lugar lejano para una misión que salvará a su pueblo, a sí mismo o a su tierra.
Muy similar como ocurre en La Iliana de Homero, Don Quijote, los famosos roadtrips que inspiraron otras obras, incluso si comprendemos la Biblia desde un punto mitológico como el viaje del héroe con un desarrollo profundo e interno hasta comprender su misión en la Vida.
Así es la obra centrada en Paul Atreides.
Se trata de su historia como un joven brillante acaecido por la traición que envuelve muchas emociones y que parte en busca de salvar su propio destino. Es un viaje heroico rumbo a la salvación y una búsqueda interna con elementos de ciencia ficción.
Entre la obra original y la adaptación de cine resalta solamente aspectos estéticos. No se atreve a acercarse al comentario social y político que envuelve toda la novela, solo utiliza guiños en el guion para resaltar los conflictos intergalácticos que carecen de interés y sobreexpone el conflicto amoroso de dos personajes que poco importan para la trama.
Sin embargo, fuera de todos esos fallos argumentales, la pobreza de una trama y un desarrollo bastante caótico, la banda sonora de Hans Zimmer, la dirección y la fotografía resultan ser lo más destacable. Sin ser una obra maestra ni la película del siglo como algunos mencionan, sí es superior a lo último que ha sido exhibido en cines.
Fuera de lo visual, carece de argumento y desarrollo. Visualmente atractiva pero muy lenta que se hace abrumadora y exageradamente pretenciosa. No es un cine para todos los gustos, es más bien específico para gustos refinados de críticos de café.